.

lunes, 31 de diciembre de 2012

¡¡TOP TEN LO MEJOR DE 1912!!



¿Esperaban la tópica lista con mis eventos artísticos favoritos del 2012? Yo es que este año he estado un poco ausente en mi máquina del tiempo “wellsiana” –concretamente… ¡¡100 años atrás!! Allí me he encontrado con uno de mis antepasados, el ilustre Lord Michaelus Wolfville I, al cual le he pedido que elabore un recopilatorio con sus diez momentos más memorables de la cultura popular en este 1912 que estan a punto de abandonar. Un año en el que hemos tenido algunos momentos de crisis –vaya tela lo del Titanic ese que se hundió, además de las movidas sufragistas con las mujeres que quieren votar y todo- y en el que han muerto grandes personajes -R.I.P Bram Stoker-, pero que a pesar de todo ha dado grandes momentos que celebrar en la escena, las artes y por supuesto la literatura. Así que, sin ningún orden concreto, aquí van:

1-  “EL MUNDO PERDIDO” De Arthur Conan Doyle. El señor Doyle parece que esta queriendo diversificarse quizás demasiado, probablemente debido a su eterno aburrimiento de las historias de su laureado detective. Sus aventuras medievales me resultan gozosas y sus misterios rocambolescos resultan muy entretenidos así que… ¿Esto de una expedición a una tierra llena de animales prehistóricos….? ¿Esto que es? Ganas de rizar el rizo con un melodrama rocambolesco. Supongo que el hecho de conseguir una trama que no puede dejarse de leer hasta el fin a pesar de su exotismo es una prueba del genio más absoluto. Hay persecuciones, gallardos caballeros que quieren impresionar a sus damas, monstruos de todo tipo, un personaje carismático -El Profesor Challenger- y multitud de peripecias. En fin, la verdad es que la cosa está muy divertida y Doyle logra momentos de verdadera aventura y suspense, pero no se yo si alguien intentará seguir esta nueva tendencia en literatura o cine.

2- AN UNSEEN ENEMY” De D.W. Griffith. El señor Griffith continua intentando dignificar la cosa esta del cinematógrafo rodando una película casi a la semana. Su labor es siempre correcta y hechizante –aunque todos sabemos que este arte no tiene nada que hacer contra el teatro-, pero si destaco “An Unseen Enemy” de entre todas las bobinas que ha rodado este año, es porque supone el debut de dos hermanas encantadoras y que parecen haber nacido para esto de la pantalla grande: unas tales Dorothy y Lillian Gish
No pierdan de vista a estas chicas.
 Grandes ojazos y una gran capacidad dramática hace que vea múltiples posibilidades para estas dos jóvenes en un futuro no muy lejano. Con decirles que Griffith ya se ha cascado otras doce películas con la Lillian en este mismo año. Que ansia de hombre, por Dios.

3- “LA HABITACIÓN DE LA TORRE Y OTRAS HISTORIAS DE FANTASMAS” De E.F. Benson. Si hablamos de ficción macabra hay mucho donde elegir en épocas recientes –mismamente el año pasado se publicó “Más Historias de Fantasmas”, otro excelente volumen del señor M.R. James-, pero esta recopilación del trabajo de mister E.F. Benson en diversas revistas tiene gran calidad e interés para fanáticos y neófitos de los espantos espectrales. A pesar de que el señor Benson es más conocido por sus dramas histórico-realistas, lo cierto es que demuestra tanta versatilidad como el señor Doyle a la hora de abordar todo tipo de narraciones; incluidas las del género tenebrista. Historias con aparecidos, ánimas, ángeles que advierten de luctuosos hechos… Aire fresco, después de tantos años de cadenas, sábanas e indecencia gótica. Un cuento aquí incluido, e intitulado “Como desapareció el miedo de la galería alargada” –que tuve el placer de descubrir hace un añito en la revista Windsor- es tan sumamente macabro, desasosegante y de indeleble recuerdo, que solo por él ya vale la pena hacerse con este delicioso tomo. No recomendado para espíritus sensibles, ancianos con problemas cardíacos o damiselas con tendencia al desvanecimiento.

4- “ARIADNA EN NAXOS” De Richard Strauss. La verdad es que a pesar de que el caballero Strauss es más conocido por sus polémicas obras y la poca vergüenza de Pauline, su insoportable mujer (alguien debería poner a picar piedra a esta niña mimada), yo he sido siempre uno de los que han defendido la música de este hombre intachable. Incluso vi en primera fila la polémica danza de los siete velos de su adaptación del “Salomé” de Wilde –rollo necrófilo incluido-, y defendí que a veces el verdadero arte requiere de algunos sacrificios del buen gusto. 
Un boceto de la escenografía de este exitazo
Con esta “Ariadna en Naxos” el compositor se destapa con un tema mitológico basado en textos de Moliere y regala un despliegue visual además de artístico que ya quisieran muchos teatros. Lo cierto es que algunas partes se me hicieron soporíferas (sobre todo porque no paran de cantar en alemán todo el rato), y eso de mezclar opera con ese género de comedia propio del cine actual (“slapstick” o algo así), me resultó algo chirriante. Pero seguro que en un futuro se estrena una versión “remasterizada” mucho más disfrutable. Así y todo, buen intento.
  
5- “MAGICK: LIBRO CUATRO” De Aliester Crowley. Admito que no soy muy dado a las charlatanerías de circo, pero cada vez que este réprobo caballero aparece en los tabloides me divierto de lo lindo con sus peripecias, imprecaciones y distraídas filosofías. Allí donde Blavatsky solo ofertaba sopor y creencias peregrinas en un más allá insondable, el señor Crowley aporta gracejo, espectáculo y unas sanas intenciones lúdicas. 

Crowley ("La Bestia 666" en persona) les desea un feliz año.
De un epicureísmo satánico a un hedonismo mágico, todo lo que encontrarán -¡oh, iniciados!- en este práctico manual, es una guía de la vida basada en las propias creencias filosóficas de este excéntrico caballero; parece ser que encargadas por el ser místico de nombre Abuldiz en uno de los más recientes saraos ritualescos del autor. Todo lo que nazca del vino derramado, de las ganas de “cultivar” el cuerpo y de un alma de “vodevil” tiene que ser bueno por necesidad, así que en este tratado tan espiritual como cárnico, hallaréis varios hechizos y ensayos diversos sobre magia práctica que enriquecerán vuestras vidas y cualquier próxima bacanal que queráis organizar.

6- “LA CÁMARA DE TORTURA ACUÁTICA” De Harry Houdini. Y pasamos –ahora sí- a un auténtico “entertainer”, por no decir el showman definitivo: mister Houdini
El famoso escapista e hipnotizador de masas continúa con su “Más difícil todavía” y este año nos ha presentado su más novedoso y terrorífico número hasta la fecha (Y van…): ¡¡La celda acuática!! Fue toda una experiencia contemplar esta nueva atracción en Berlin el pasado septiembre. Si ya era una angustia terrible ver al genio intentando escapar de un minúsculo barreño lleno de leche, ¡Imaginen el horror de contemplarle bregando con unos grilletes en los pies dentro de una cabina llena de agua! ¿Será este el fin del ilusionista más famoso del mundo? ¿Veremos una terrible muerte en directo? Nadie sabe como, pero Houdini logra escapar como siempre mientras se producen gritos, vítores y desmayos en la platea. Por lo visto otra forma de llamar a este instrumento diabólico es “Cámara de tortura china”. Ahh, esos aviesos diablos y sus peligros amarillos.
  
7- “MATRIMONIO” De H.G. Wells. Esto en realidad no debería estar aquí, en mi lista de lo mejor del 1912, porque realmente la novela me ha resultado algo aburrida y decepcionante en líneas generales. Esta claro que el señor Wells se está tomando sus cruzadas políticas muy en serio, como bien vemos en sus enconadas polémicas en cualquier periódico de prestigio actual. De hecho este “Matrimonio” podría verse como una sana sátira a la burguesía y a las patochadas de los ricos (a pesar de que también es una historia de amor algo ñoña según el momento), por lo que las ganas de pontificar a través de la alta literatura dramática, del señor Wells y, suponemos, de su editor son notorias. Si le coloco aquí es para recordarle que fuimos muchos los que disfrutamos con sus delirios de literatura de anticipación y que, sinceramente, echamos de menos cositas como “El Hombre Invisible” o los animalejos humanoides del Doctor Moreau. Señor Wells ¡¡Vuelva a lo suyo, hombre de Dios!! Dudo yo que la posteridad le recuerde por sus acartonados melodramones familiares.
 
  8- “TARZAN DE LOS MONOS” De Edgar Rice Burroughs. A pesar de mi condición de “Lord” ya habrán notado que gusto de entretenimientos folletinescos como el que más. Por eso me tuve que sentir atraído hacia este serial que publicó una revista llamada “All Story” y que me ha enganchado de una forma algo irracional. Quizás es porque el protagonista es otro “Lord” que no ha sido educado en la noble y vieja Inglaterra sino en la áspera jungla africana. Un comienzo más propio de un drama sociocultural se transformará pronto en la lucha del más fuerte por sobrevivir entre animales selváticos e indígenas poco amistosos. Todo ello guiado por un chaval salvaje que buscará posteriormente su asimilación a la sociedad pero que se lo pasa pipa saltando de árbol en árbol, comiendo carne de animales… y eso cuando no se hace un taparrabos con la piel de los mismos. La saga parece que continuará hasta que el señor Burroughs quiera, así que seguiremos atentamente las aventuras de este “chico salvaje” tan terrible como entrañable a la vez.
 
9-  “MEMPHIS BLUES” De W.C. Handy. Que no se diga que uno es un inculto en esto de las músicas de moda. Obviamente nadie le arrebatará jamás el puesto de la fama a los compositores clásicos pero es curioso que este año se ha publicado, con gran clamor, esta composición de un tal señor Handy que se supone es una especie de melodía “sureña” americana. No había oído la palabra Blues en mi vida y no sé muy bien como va esto –tiene pinta de haber sido fusilada de algún canto negroide, porque es fácil de bailar en forma lasciva-, pero lo cierto es que el asunto tiene ritmo; y triunfa en la misión de llevar otro tipo de música folklórica a un estado más decente y disfrutable por un audiencia masiva. Dado que me resulta casi propio de una novela de Julio Verne eso de que un miembro de la raza negra consiga llevar su música a lo más alto de las listas, supongo que hay que alabar al señor Handy.

10- “UNA PRINCESA DE MARTE” De Edgar Rice Burroughs. “¿Otra vez el señor Burroughs?” Exclamarán ustedes. Pues lo cierto es que es también un tributo a un autor que no sé como diablos lo ha hecho, pero ha puesto en marcha dos maravillosas sagas el mismo año. 
Si con el rey de los monos nos mostró una especie de drama de la jungla con ecos filosóficos y morales, en esta novela simplemente nos metemos en la piel de John Carter y nos embarcamos en una aventura espectacular en la que lucharemos a espada, pilotaremos naves espaciales, rescataremos a bellísimas princesas de piel roja –y sin rasgos apaches- e incluso aprenderemos a convivir con razas de otros planetas en un canto a la camaradería entre los distintos tipos de especies. ¿Será que mi snobismo socio-cultural está ya algo caduco? Por si acaso voy a pinchar de nuevo “Memphis Blues” en mi fonógrafo y seguiré batallando por la vida junto a mis colegas alienígenas entre las rojas estepas de Marte/Barsoom.

Asi pues, sin más ni más...
 
FELIZ AÑO A TODOS Y QUE PASÉIS UN PRÓSPERO 1913, AMIGOS.

domingo, 23 de diciembre de 2012

¡¡MOORE CHRISTMAS A TODOS!!



Al igual que el año pasado Alan Moore, nuestro barbudo y alma mater favorito –mezcla de escritor “pulp” y vanguardista, chamán, renovador comiquero y genio en sus ratos libres- sirve para desearos unas fiestas llenas de alcohol, mantecados, regalos y un mensaje navideño que este año a ver si al fin nos lo da Chtluhu en vez del apolillado monarca de costumbre. Sobre estas líneas una navideña portada del fanzine contracultural “Dodgem Logic”, de corta vida, pero en el que Moore y sus locos colaboradores descargaron algunas de sus obsesiones hace unos añitos. Ahi es nada una cubierta dibujada por Mr. Kevin O´Neill, compañero de Moore en la "League Of Extraordinary Gentleman".

Y aquí el número 3 del fanzine “EMBRYO: A.MOORE EN ESPAÑOL” que un servidor de ustedes co-edita junto al ínclito MAESE ABL y un exquisito –además de creciente- número de colaboradores. Aun no lo había promocionado por aquí, pero el momento no puede ser más propio. En esta ocasión seleccionamos entrevistas, ensayos, textos y dibujazos con “El Horror en Alan Moore” como tema estrella, así que encontraréis abundante información sobre las obras más siniestras de nuestro homenajeado -con especial atención a "From Hell", "Un Pequeño Asesinato" o "La Cosa del Pantano"-. Si eres un fan del vello facial más mítico desde los tiempos de Rasputín, si tu mente inquisitiva te hace querer saber más sobre el maestro de Northampton o si eres un fan de la literatura –libros y tebeos- de calidad...

¿A qué esperas para DESCARGARLO DEL BLOG OFICIAL DE LA REVISTA? ¡¡Es nuestro regalo de navidad, persona insensible!! Como se entere Dickens de vuestra falta de espíritu...

lunes, 17 de diciembre de 2012

“CONDE DRÁCULA” De Phillip Saville (Acompañado de una reflexión sumamente ridícula… ¿O no?)



El otro día y gracias a las bondades de este invento demoníaco conocido como Internet –buscad en You Tube, buscad-, tuve la oportunidad de revisar “Conde Drácula”, esa versión canónica de la novela de Stoker que se cascó en 1977 nada menos que la todopoderosa BBC y de la cual, al haberla visto en la TV cuando tenía unos 10 o 12 años, tenía un recuerdo bastante oscuro. La noble casa televisiva de tantas y tantas adaptaciones literarias de fuste llenas de fidelidad y mimo en decorados y caracterizaciones, que muy curiosamente tras haber realizado unas doscientas mil versiones de Dickens, Brontë, Christie, Doyle etc… algunas de ellas incluso repetidas –he perdido la cuenta de versiones de “Cumbres Borrascosas” que han emitido-, curiosamente, digo, resulta que del clásico “Drácula” de Stoker solo han rodado esta versión que nos ocupa. Arcadas me dan al recordar aquel despropósito que parió Granada TV (competencia de la BBC) en el 2006.

Por desgracia, y a pesar de la simpatía y buenas intenciones a priori, este “Count Dracula” tiene el hándicap de haber sido pergeñado en los locos años 70. Una época en la que la BBC todavía adolecía de medios, de ganas de ser extremadamente fieles a los originales y, sobre todo, un tiempo en el que los vampiros fílmicos todavía estaban de moda y había que abrazarse a ciertas convenciones. La historia tiene notorios bajones de ritmo y el libro no esta lo suficientemente bien reflejado a pesar de la duración de tres horas –divididas en dos capítulos- del telefilm. A pesar de cierta gracia de los decorados y un par de efectos simpaticotes, la producción es barata como ella sola, el cartón piedra canta en algunos momentos y los murciélagos que acechan en las ventanas duelen tanto como los de la época de Lugosi

Por supuesto que si comparamos la película con otros destrozos de su periodo (leasé “El Conde Drácula” de Jess –ruedamierdas- Franco), esta se eleva en calidad y en fidelidad al original. Es verdad que la trama sigue los eventos más importantes de la novela punto por punto, incluidos algunos que son obviados por sistema en otras versiones –lease la aparición del entrañable marino Swales o la tétrica muerte de la madre de Lucy Westenra-, pero a veces esos elementos aparecen con afán enumerador, casi por cumplir. Igual que la versión de Coppola se limitaba a ilustrar formalmente todos esos elementos de la trama sin una verdadera fidelidad que no fuera más que superficial, este telefilm de Phillip Saville también cae en esa trampa. Además de pasar a vuelapluma por algunos giros que quizás se entendían obvios en aquella época.


 Saville no aborda “Drácula” con la intención exhaustiva que requeriría un verdadero acercamiento canónico a la novela, incluyendo una explicación plasmada de su tema fundamental: el vampirismo, sino que da por sabidas las convenciones del género, gracias a la sobreexposición colmillera de los años 50, 60 y 70. Así pues, tenemos a las tres lascivas vampiras, los murcielaguitos volando, la niebla, a los cazadores de vampiros, capitaneados por un Van Helsing que explica pocos detalles de la amenaza, la vampirización de Lucy, un Renfield que acumula planos llenos de sopor, las estacas sangrantes, los ojos rojos… todo muy visto, todo muy rutinario. Nada que haga suponer que esta versión de la obra es algo diferente a cualquiera de los acercamientos anteriores, a pesar de su supuesta fidelidad a prueba de bomba.


Los actores son más que correctos –quitando ese soso Renfield y una Mina extremadamente frágil para un personaje normalmente tan fuerte-, y destaca la interpretación desapasionada y calculadora del genial Louis Jordan en el papel del Conde. Hablando un perfecto inglés con un ligerísimo acento  –igual que el original de Stoker-, su presencia es atractiva e intimidatoria a partes iguales. A pesar de que caiga en el tópico “latin lover” que instauró Lugosi –un vampiro mucho más atractivo, mundano y afeitado que el original-, su sobriedad, sus miradas, su ironía y algunos gestos animales le colocan muy cerca de la calidad de todo un Christopher Lee, sin imitarle en lo más mínimo. También, a pesar de su poco desarrollo, es muy disfrutable Frank Finlay en el papel de Van Helsing. El eterno Lestrade –interpretó al inspector en “Estudio de Terror” y “Asesinato Por Decreto”-, otorga un tono académico, con un genial acentorro holandés, al eterno detective de lo oculto. 


El resto son, como decíamos, decorados desangelados, excéntricos efectos de luces y fotografía –planos de fondo del rostro difuminado del conde, incursiones en el blanco y negro, apariencia de teatro filmado a lo “Estudio 1”- absolutamente risibles hoy en día (y me atrevo a decir que también entonces). Y, a pesar de la mayor fidelidad, nuevas y bizarras “novedades”: Lucy y Mina son hermanas –casi duele oir lo de “Mina Westenra”- y Arthur Holmwood y Quincey Morris se fusionan en Quincy Holmwood, que lo interpreta Richard Barnes con un muy estúpido acento texano.



Y hablando de estupideces, ahora viene la reflexión absurda a la que me refiero en el título de este post. Visionar este film me ha recordado algo a lo que le llevo dando vueltas desde hace un tiempo, no dejándome dormir el asunto. En la famosa escena de la novela en que las tres vampiras seducen/atacan a Jonathan Harker, este se encuentra en un estado de duermevela, más dormido que consciente. Así y todo, ve como Drácula aparece, aparta a las tres chupadoras y tiene con ellas el famoso diálogo de “Yo también puedo amar” / “¿No nos das nada esta noche?” etc… y que culmina con el conde entregándoles un bebe a las tres sanguijuelas a modo de pedido del McDonalds. Si recordáis la versión de Coppola, este diálogo lo mantienen en rumano, que sería lo más lógico (Harker esta medio dormido y además hablan entre ellos, sin dirigirse al inglés), pero tanto en la novela como en todas las demás versiones al cine –incluida esta de la BBC que nos ocupa- el conde y sus tres amancebadas vampiras hablan en ingles. 


¿Cuál es la necesidad? ¿Será que Harker sueña lo que dicen? ¿Será que consigue entender más o menos de lo que están hablando y así lo plasma en su diario, a pesar de que no tenía ni idea del idioma? ¿Será que Drácula también ha obligado a sus tres concubinas a aprender inglés para dominar el mundo? ¿Entonces porqué no se las lleva cuando viaja a Londres? ¿Quizás el Conde consiguió perfeccionar su inglés a base de estudiarlo con estas tres alimañas y practicarlo los cuatro juntos en comandita en las solitarias noches en el castillo? Ah… cuanta duda. Creo que acabo de dar con algo que en la, a veces denostada (y con razón) versión de Coppola, tiene incluso más sentido que en la novela de Stoker. Y esta ha sido mi reflexión inútil de hoy.