Vamos a hablar de dos
cosas… o de tres, ya que estamos (Y además son tres los cuentos a reseñar):
Hablemos de una editorial, Fata Libelli,
que tiene los santos bemoles de publicar solo fantasía de calidad y actual
–nada de vampiros “byronianos”,
héroes de espada y capucha o “steampunk”
para adolescentes-, de autores del otro lado del charco y que encima lo hacen
en e-book; hablemos también del
género en el que se mueve este imprescindible recopilatorio, que como su propio
nombre indica se mueve en las pantanosas aguas del cuento “Weird” -¿Terror moderno? ¿Surrealismo de género? ¿Los hijos de Robert Aickman? ¡Qué importa!- Y
completemos la trilogía de temas a tratar con un análisis del libro en si mismo.
¿Qué podemos encontrar en “Sui Géneris: Una recopilación “Weird”?
Pues aparte de tres historias estupendas, una declaración de amor.
Sobre todo a un género
que, a Cthulu gracias, parece que esta empezando a ponerse de moda entre las
editoriales y autores españoles –ya hemos hablado por aquí de Aristas Martinez o Nevsky Prospects, y volveremos a hacerlo-, pero también es una
declaración de amor a ese afán completista-compulsivo de nosotros, los cuatro
gatos aficionados a este esquivo sub-género de la literatura fantástica. Como
decíamos, Fata Libelli no va a lo
fácil, a conseguir licencias de clones de Patrick
Rothfus o (¡glups!) Stephanie Meyer.
Su campo de batalla es el de los que hablan bajito, los verdaderos renovadores
–y a la vez “respetadores”- del cuento de horror más clásico, alejados de los
circuitos más ruidosos. Estamos hablando de una editorial pequeña, de libros
electrónicos, que sin embargo tiene ya en catálogo a autores tan
imprescindibles como China Mieville
o Cattlin Kiernan, y
que no por defender el formato “e-book”
dejan de ofrecer un producto cuidado y de calidad. Y en este “Sui Generis”
abren fuego con tres historias (dos cuentos breves y una “novella”) que son un perfecto ejemplo de lo que estamos hablando.
Con un pie en Lovecraft o M.R. James, y otro en Kafka y
–obviamente- Aickman, los tres
autores aquí antologados son tres practicantes del “weird” moderno que saben perfectamente guiñar a todos esos
maestros (y a otros como Machen, Bierce,
Borges, etc…) sin dejar por ello la frescura o el afan renovador.
Para que nos vamos a
engañar, los responsables de Fata
Libelli saben lo que se hacen. Abrir fuego con un cañonazo como “La
Señora Medianoche” es un caso flagrante de “agarrada por los eggs” para que no puedas parar de leer hasta
consumir la colección completa. El autor es Reggie Oliver, ¡nieto de Stella Gibbons! y admito haberme enamorado de su prosa afilada y
llena de humor negro. Tenemos un viejo teatro abandonado –lleno de espejos
rotos, bastidores rajados, telarañas y todas esas cosas estupendas-, tenemos un
jocoso triángulo amoroso que se mezcla con una trama de investigaciones
sobrenaturales, tenemos un espectro, o ente, o no sabemos muy bien qué,
proveniente de la época victoriana y que deja perplejo por su originalidad,
tenemos también canibalismo, científicos locos, travestismo y una atmósfera que
mezcla increíblemente bien el escalofrío con la diversión. Nunca verán una
simbiosis tan perfecta en forma de relato entre la solemnidad del cuento de
fantasmas tradicional y la chirigota bizarra del cine “grind house” más enloquecido. En fin, para abrir boca un diez a
este plato envenenado.
Mark
Samuels continúa la fiesta con una pieza igualmente breve
pero mucho más seria y reflexiva. “THYXXOLQU” es un relato con un
enfoque y un desarrollo más cercano a la literatura “slipstream”, pero poco a poco se va acercando al género más clásico. Una trama
que podríamos calificar casi de horror corporativo –en este caso enfocada en la
aparición paulatina de un lenguaje nuevo en vallas, anuncios, televisión y
prensa- que habría podido firmar un Kafka
“pulp” o, quedándonos en la modernidad que defiende “Sui Generis…”, todo un Thomas Ligotti. Un tono surreal y de
realismo mágico deriva rápidamente al horror más puro, en un relato que también
me trajo ecos del Stephen King de su
primera –y mejor- etapa; en el que para más regocijo también hay referencias
directas a los clásicos, como el inteligentísimo uso que hace Samuels de la obra de Thomas De Quincey.
Y para culminar nos
adentramos en la mugre, la hierba reseca, el pantano, la deformidad, la locura…
“Ynys-y-Plag”
de Quentin S. Crisp es un auténtico “tour de
force” de incomodidad, sugerencia siniestra y atmósferas insalubres. Con la
excusa metaficcional de escribir una introducción para uno de sus libros, un
fotógrafo evoca su experiencia en una aislada zona rural de Gales y cómo
consiguió allí las perturbadoras imágenes que adornan la reedición de su
volumen. Como es una especie de reflexión “a posteriori”, el narrador consigue
sistematizar y ordenar todas las experiencias que vivió en aquella época, y lo
que empezó como un prólogo simplemente descriptivo se convierte en una especie
de confesión desesperada del horror en que se ha convertido su vida. S. Crisp se toma su tiempo en describir
cada detalle del entorno por el que pasea su protagonista –en frases cortas
como fogonazos o enroscadas como enredaderas-, imitando el proceso de selección
de un fotografo a base de una prosa casi documental. Eso sí, cuando el horror
aparece lo hace con ecos de Machen, Blackwood y una persistente influencia
de Lovecraft en la forma de narrar
la historia. No sería difícil relacionar la agreste y pantanosa fauna que
aparece en “Ynys-y-Plag” con la de los puebluchos ficticios que aparecen
en la ficción del genio de Providence, así como la pausada inclusión de lo
sobrenatural –en base a una leyenda centenaria- en un entorno exótico pero no
por ello menos realista. Y para mi el verdadero mérito del relato es que la
amenaza esta presente sin realmente llegar a aparecer del todo, salvo a través
de distintas versiones que de su presencia perciben varios testigos y el propio
narrador.
En definitiva tres
propuestas altamente recomendables para el que quiera echar un vistazo a la
buena salud del género terrorífico en general y al etiquetado como “weird” en particular, con una
presentación digital maravillosa. A un prólogo excelente, obra de la editorial
(situando el género en su contexto histórico y en la actualidad) hay que sumar
un enlace a una lista de canciones recomendadas para que suenen durante la
lectura de las tres historias. En definitiva, una labor a seguir. En su web
podréis exaltaros y alucinar con la cantidad de maravillas en formato breve que nos
dispensan a nosotros, los “yonkies”
de lo raro: