"Todo
parece irreal en la novela porque la realidad en sí es cada vez es más irreal.
Uno tiene a veces la sensación de estar viviendo en una mala novela, con un
argumento de lo más previsible"
Una verdad como un templo, para que nos vamos a
engañar. Estas palabras las usa el señor Jovani
para presentar su obra, la primera novela que publica en castellano tras un
periplo de escritura en catalán, y la verdad es que el librito tiene miga. ¿Y
si un par de estudiantes de filosofía perpetuamente drogados dieran vida a un
Golem en la Barcelona de 2017? ¿Y si eso chocara con los intereses mafiosos y
tejemanejes políticos de un despreciable grupo de empresarios, funcionarios y
siniestros personajillos en el poder? ¿Y sí, para acabar de arreglarlo, una
investigadora psíquica –que desperdicia su talento en una “revistucha”
paranormal- se embarcara en la búsqueda del desaparecido escritor de un
misterioso libro que podría tener la clave sobre la vida/muerte del Golem?
Lo que parece que va a ser un thriller fantástico con toques “noir” acaba siendo precisamente eso… y
todo lo contrario.
Porque admito que encuentro cierto parecido entre
la obra de Javier Calvo y este libro
en concreto del señor Jovani. Calvo aporta una cita elogiosa –y
merecida- en la contraportada del libro, por lo que igual me estoy dejando
llevar por San Perogrullo, pero el caso es que ese rollo mágico-decadente
ambientado en una Barcelona cuyas calles son tan importantes como aquellos que
caminan por ella, y plagada de personajes oscuros que pueden tender al horror o
al disparate en cuestión de segundos me ha recordado a algunas de las novelas
del señor Calvo. Por supuesto no hay
plagio, ni sé si Jovani es amigo,
colaborador o está patrocinado por aquel, pero no puedo evitar mencionarlo ya
que me ha resultado tan evidente. Eso sí, como digo, Jovani tiene su propia personalidad y forma de hacer las cosas,
mientras que yo solo soy un reseñador anónimo que no cobra por soltar sus
paridas, así que…
En fin, el estilo de Jovani es como decimos, experimental y clásico a la vez. Tiene una
genial inventiva y una forma muy graciosa de mezclar tramas y sub-tramas cada
vez más bizarras, sin olvidar que hay que tener un control sobrenatural de lo
que se escribe para poder manejar a tantos personajes como los que aparecen
aquí. Un “conseguidor” extranjero que se transmuta en activista revolucionario,
un comisario de policía bastardo y al que todo le sale mal, un empresario “top” obsesionado con transformar la
ciudad en un icono de la modernidad –si puede ser a base de marcas suecas
mejor- y los dos filósofos fumados que pondrán en marcha toda la trama con sus
investigaciones metafísico-lisérgicas. Sin duda el rollo “lovecraftiano-borgiano-ocultista-bizarro” de los primeros
capítulos –con esas citas a textos sacados de libros falsos, algo que me
encanta y algunos pasajes indescifrables- serán ampliamente disfrutables por
sádicos del lenguaje como yo. Pero sigue habiendo diversión a raudales con las
bufas peripecias de los políticos y comerciales varios a la búsqueda del mayor
beneficio para una ciudad que late convulsa. Si “El Golem” de Meyrink
era una personificación de Praga, Jovani
no se queda corto en su utilización metafórica del entorno.
Los capítulos son cortos y veloces, así como la
historia y los omnipresentes (y muy bien recibidos) buenísimos golpes de humor;
todo ello lleva a pasar un rato realmente muy disfrutable con la novela, que se
lee en dos patadas. Quizás se me hizo un tanto embarrullada la parte final, en
la que las distintas sub-tramas que tan bien colocadas me parecieron en el
resto de la novela, se me empezaron a cruzar y resolver de forma un poco
atropellada y confusa, sin menoscabar, pese a todo, el buen sabor de boca que
deja una lectura tan divertida. Pero ojo, que en realidad el mensaje de la obra
es demoledor y del que no voy a adelantar mucho para no destripar el asunto.
Pero todo ello se encuentra englobado en una reflexión sobre como a veces se
sacrifican las identidades personales en mor de un falso progreso basado en el
acaparar más dinero, y como a veces las reacciones pueden venir tanto desde
dentro como desde fuera. Como esta soplapollez de reflexión no os va a ayudar
mucho a convenceros de que os compréis el libro, mejor os gastáis los cuartos,
os hacéis un favor y disfrutáis de una novela, quizás no redonda, pero si
necesaria, disfrutable y deliciosamente enferma.