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viernes, 4 de julio de 2014

EL DÍA DE ALICIA (4 de Julio)

Hoy, 4 de julio, hace exactamente 152 años, Lewis Carroll paseaba en barca con Alice Liddell y sus hermanas. Y se puso a contar una historia que las niñas le pidieron que escribiera. Por eso hoy se celebra en Oxford y en todo el mundo el "Alice´s Day", una efeméride que nos recuerda el nacimiento de una de las obras más brillantes de la historia de la literatura. Para ello, aquí tenéis una galería con el manuscrito original que Carroll escribió e ilustró a mano como regalo para sus amiguitas, y del cual debería haber una edición en facsímil en castellano -pero de momento seguimos esperando-. Aquí el título aun no hacía referencia al Pais de las Maravillas y esta versión de la historia, más corta y con algunas diferencias, se tituló "Alice´s Adventures Under Ground". Fue la insistencia de la Alice original -musa de Carroll- la que convenció a aquel tímido matemático y clérigo para que publicara esa historia de forma masiva, aunque esta sea su versión más pura y concentrada. Además de permitirnos echar un vistazo a la idea gráfica que Carroll tenía de sus personajes, claro. Y el resto, como se suele decir....... ya sabéis lo que es.


La faceta de Lewis Carroll como fotógrafo de sus pequeñas amigas merecería una galería aparte. ¡Pero mientrás tanto os dejo la posibilidad de tener una bella edición de estas imágenes inmortales!

Os recomiendo este imprescindible libro de La Felguera Editores, que reune gran cantidad de estas fotos y además ofrece en castellano muchas de las cartas que envió a sus modelos y musas. "El hombre que amaba a las niñas. Correspondencia y retratos". Incluye una verdadera joya histórica en la que Carroll le pide a una ya crecidita Alice Liddell que le preste el manuscrito original de "Alice´s Adventures Under Ground" para publicarlo tal cual. La condición que puso Alice fue que solo el propio escritor manipulara el libro para su copia, impresión y difusión en fácsimil, dado que era extremadamente valioso para ella -no es para menos- y el autor cumplió. Parece ser que mientras preparaban las fotos de cada hoja para las galeradas, Carroll era la mano que pasaba las páginas con el extremo cuidado que merece tal reliquia. Nunca dejó solo el incunable, y desde luego si yo fuera extremadamente millonario y pudiera comprar una copia en una de esas subastas de rarezas literarias que tanto nos ponen los dientes largos, tampoco dejaría este libro ni a sol ni a sombra.