Hacía tiempo que no recopilábamos
una trilogía de lecturas “bolsilibrescas” así que ¡al tajo! Hoy tenemos a Lou
Carrigan, a Mikkie Roberts y a Curtis Garland para que nos lleven por lo más
loco, sórdido y a la vez clásico del fascinante mundo de las novelitas españolas
de género. Attack!
“TORMENTA MENTAL” — LOU CARRIGAN (Selección
Terror, 496. Bruguera)
¡Agarraos que vienen
curvas! “Tormenta Mental” del señor Carrigan es un disfrute absoluto y casi una
sorpresa continua. Una bella psicóloga es reclutada para investigar los accesos
de locura de cinco importantes miembros del servicio de seguridad de la casa
blanca, en temor de que alguien haya experimentado con sus psiques. Poco a poco
descubrirá que todos ellos sueñan, tanto dormidos como despiertos, con unos
terribles crímenes que aparentemente cometieron en un arrebato homicida que
ahora no recuerdan. Y también descubre que alguien les grabó cometiendo esas
atrocidades (y cuando digo atrocidades no bromeo, esta novelita es hiper-gore),
probablemente con intenciones de chantajearles. Con un prólogo impactante que
ilustra uno de estos crímenes –y que se convertirá en una escenita de patio de
colegio en comparación con las que vienen después-, la trama del señor Vera
Ramírez alterna a veces realidades con sueños en un ambiente bastante malsano y
sórdido. Helen, la protagonista, parecía que iba a ser la típica damisela de
“pulp” español para ser piropeada y cortejada (y así es al principio, de
hecho), pero enseguida demuestra bastante más agallas y arrestos que el resto
del plantel masculino. ¡Bien por el señor Carrigan! Que ofrece intriga, horror
y brutalidad sin por ello renunciar a unas gotas de espionaje de esas que tan
bien se le daban. Y no, la portada del mono prehistórico y la chavala, no tiene
absolutamente NADA que ver con la historia.
“NOCHE INFERNAL” — MIKKY
ROBERTS (Colección Punto Rojo, 4. Bruguera)
Esta inmersión en la
mítica colección Punto Rojo es, desde luego, una inmersión total. Imposible no
sentirse recibido con los brazos abiertos una vez que empiezas a adentrarte en
la “Noche Infernal” que el prolífico Mikky Roberts nos propone en este
bolsilibro. Una pareja que va en coche bajo la lluvia, a altas horas de la
noche. Entre ironías y bromas, se dirigen a un caserón en plena campiña
inglesa, en el cual les espera un sugerente trabajo: tasar unas piezas de arte
normando, parte de la posible herencia de una anciana casi tan decimonónica
como la mansión. Atendida por sirvientes y una enfermera, y esa misma noche
acompañada además por algunos de sus herederos, pronto los protagonistas
descubrirán una inquietante tendencia al descontrol violento de esta, a priori,
anciana desvalida. ¿Y qué ocurre en las primeras páginas, nada más llegar la
parejita a la enorme e inquietante casa? Pues que al bajarse del coche son
testigos de un asesinato en la ventana de una de las torres del caserón, en
sombras chinescas y con la lluvia cayendo implacable. ¿Es la figura de una
mujer mayor con toga la que les ha parecido ver empuñando el cuchillo? ¿La
falta de medicación de la misteriosa anciana le ha llevado al crimen? ¿O alguno
de los herederos se ha travestido para cargarle el muerto (nunca mejor dicho) a
la débil señora? Hasta la última página no lo sabremos. Y hasta llegar ahí
tenemos el clásico rosario de investigaciones, pistas equívocas, nuevos
muertos, sospechosos que aparecen llenos de sangre y no saben de donde… O sea,
que estamos ante un “agathachristie” de (bolsi)libro. Y a pesar del pastiche
tan evidente y de algunos bajones de ritmo –da a veces la sensación de que
Roberts se dedica a llenar páginas para cubrir el cupo– el sabor de boca al
terminarla es bueno, precisamente por ese subyugante comienzo (perfectamente
reflejado en ese portadón) y por esa trama “de habitación cerrada” que tanto
mola.
“¡SARGAZOS!" — CURTIS
GARLAND (La Conquista del Espacio 489, Bruguera)
Estamos en el tecnificado
y hostil futuro de 1992 (esta novelita se escribió en 1979). La amenaza nuclear
alcanza su apogeo y el presidente de los EEUU desaparece (con su avión
presidencial incluido) en el misterioso mar de los Sargazos, en la clásica encrucijada
conocida como el Triángulo de las Bermudas. América y Rusia envían agentes con
la misión de encontrar pistas sobre esta desaparición y evitar una
conflagración mundial que parece inminente. El agente americano contará con una
pequeña nave espacial propia del James Bond más fantasioso, y se internará de
cabeza en ese mar de algas que esconde un secreto aterrador… ¿Ciencia-Ficción?
¿Misterio? ¿Terror? ¿Acción? ¿Espionaje? ¡¡Todo y más!! “¡Sargazos!” es un
subidón de bolsilibro que atrapa desde la primera página en una de las tramas
más elaboradas del señor Garland, que además de la pura aventura incluye (como
de costumbre) una cuidada documentación –sobre todo en referencia al triángulo
de las Bermudas y a la crispación de la época en torno a una posible tercera
guerra mundial-, una serie de personajes arquetipos llenos de gracia, como ese
equipo de rodaje en pleno mar de algas capitaneados por un ricachón productor
de cine llamado…. ¡¡Irving Goldberg!! Y una turgente científica del mar, y un
extraño holandés que se echó al mar años atrás en busca de la leyenda de su paisano
el errante… ¿Demasiados cabos para atar al final de la historia? Efectivamente.
Decir si el final esta a la altura o decepciona un poco después de tantas
expectativas sería revelar demasiado, y preferiría que el que no haya leído
esta joyita se adentrara en ella sin referencias. El disfrute será mayor.