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miércoles, 30 de mayo de 2012

CRÓNICA FALSAMENTE BREVE Y ALTAMENTE ABSURDA DE LA FERIA DEL LIBRO DE MADRID 2012


Absurda  por varias razones. La primera porque no soy periodista –por lo que la impresión será subjetiva y se(s)gada con una guadaña, la segunda que esta es solo la segunda o tercera vez que asisto a tan magno evento –y mis percepciones no tienen mucho con qué comparar-, y por último, pero no menos importante, mi absurdez vital me lleva a verlo todo de forma… pues así, absurda. Nadie me va a arrebatar, eso sí, la legitimidad de poder decir que estuve allí, que sobreviví a la experiencia y que os traigo el informe de combate para vuestro disfrute erótico-festivo. Como sabéis los tres que seguís esta errática bitácora, por estos lares la confusión y la psicodélia reinan a sus anchas. Así que si lo que buscáis es una crónica erudita, seria y fidedigna de lo que pasó en Madrid el fin de semana pasado (y de qué diablos va todo eso), seguid buscando.
Llego el viernes a la feria con mi hermano. Eran las 6:30 y el tiempo tiró pronto del sol al crepúsculo –horrible palabra- y de ahí al oscurecimiento. Oscura, como siempre, es la ubicación de cada cosa, porque aquello es tan jodidamente inmenso, que yo (acostumbrado a la feria del libro de Málaga con sus diez casetas y media) tiendo a perderme en lo inabarcable del asunto por mucho letrero o megafonía que inunde mis sentidos. He leído críticas a la organización de las firmas y eventos, y es verdad que la cosa es un poco caótica. Escritores de prestigio –como Eduardo Mendoza o Almudena Grandes- se veían hacinados en inquietantes zulos bajo su foto y enterrados bajo las hordas de miríadas de fanes en busca de firma, tertulia o consuelo espiritual. Como siempre, el contraste entre una primera línea de escritores con un letrero plastificado y colorido con su nombre (¡¡y a veces hasta su foto!!), se solapa bochornosamente con otros escritores –o ilustradores, que también había- coronados con un escueto folio escrito ¡¡A mano!! sobre su cabeza. Tanto autores como editores están al acecho cada vez que se te ocurre comentar algo sobre algún libro ubicado a escasos centímetros del público “Sí, tienes razón… yo soy el autor por cierto”, “¿Ah, sí? Pues si te interesa ese libro, este otro que tengo aquí…”, “Hola. Parece que te gusta la ciencia-ficción. Pues mira, este libro está muy…”, “¿Hace una firmita, ojazos?” y demás anzuelos lanzados a la desesperada en pos del interés del aburrido paseante.
"¡¡Ah, Baterbly!! ¡¡Ah, Humanidad!!"
El trayecto se veía amenizado –y amenazado- por personajes populares del Retiro madrileño (cartúlis, estatuas humanas y pedigüeños varios), que se mezclaban con mascotas de libros infantiles (setas gigantes, una elfa con alitas, una especie de aborto mutante de físico similar al de Humpty Dumpty…) y la verdad es que a veces era difícil distinguir a unos de otros. Aun más esquivando a los corredor@s  enfundad@s en sus mallas de “jogging” cimbreando por entre los asistentes, y algunos incluso  interesándose por alguna de las novedades expuestas y cubriendo las cubiertas –valga la redundancia- de gotas de sudor. Volviendo a las firmas, hubo algunos momentos realmente inquietantes. Uno de ellos fue ver a Boris Izaguirre compartiendo caseta con Fernando Schwartz.
"Ay, señor, señor..."
 A pesar de que ambos son escritores famosos gracias a sus apariciones televisivas, Izaguirre acumulaba entusiastas colas mientras que Schwartz permanecía contemplando el infinito con su afilada mirada y una caída de boca floja bastante espeluznante. Y lo peor de todo es que, más que firmar libros, la ocupación de Boris consistía más bien en posar de forma lánguida junto al panoli de turno en esas sesiones de “Ay, que me hago la foto con el famosete y la enseño luego”, que también sufrió Elsa Punset, otra “TV celebrity”. Pero si hay que buscar el momento más espectacular de la jornada en cuestiones de firmas, me tengo que quedar con una foto que hice emocionado y que, creo, vale más que mil palabras:
¡¡Gerónimo Stilton firma ejemplares de su obra!!
Ya habéis tomado aire después de esto, ¿No? Os entiendo, no todos los días se ve a un personaje propio de la isla del Dr. Moreau dedicando libros cual Arturo Pérez Reverte. Pero bueno, estas terroríficas interrupciones me estaban distrayendo de mis objetivos.
Lo primero y antes de nada había que buscar a Alberto López Aroca, que era uno de los principales motivos para asistir y el único que involucraba a un escritor al que quería conocer –luego, inesperadamente, hubo suerte y conocí algún otro-. En la caseta de Dibbuks/Ilarión, que es la editorial que ha reeditado su mítica novella –No, no se me ha ido la mano y he puesto una “l” de más. Es que es una novela corta- “Estudio en Esmeralda”. Esa cuasi-mítica reinvención de la primera novela de Holmes trasladando el argumento a un entorno futurista y de ciencia-ficción. Aroca, gracias a Chtulhu, es lo opuesto a la típica celebridad de culto autosuficiente y sobrada de sí misma, resultando ser un ente enrollado y con el que cualquier persona decente –y de cualquier tipo- querría pasar un rato charlando. Hablamos de Neil Gaiman, de sus comienzos en la autoedición, de Sergio Bleda, de los bolsilibros de Silver Kane, de sus propios títulos descatalogados (alguno le llevé para que me firmara) y me llenó de gozo al darme la bienvenida oficialmente a su Academia de Mitología Creativa “Jules Verne” de Albacete. Deseando estoy de ir allí a cumplimentar los votos o hacer los sacrificios humanos que hagan falta para ratificar el asunto. Otra cosa: sus dedicatorias son geniales. ¡Chapeau, maestro!
Aroca firmando libros. Foto miserablemente robada de Facebook.
 Aquel día acabamos en la infaltable caseta de “Estudio en Escarlata”, donde pillé la reedición del primer libro de… ¡¡¡Harry Stephen Keeler!!! Pensaba que ya se había suspendido la recuperación de tal joya, así que arramblé con ella y con las tres primeras novelas del ciclo de marte de Burroughs, felizmente recuperadas con ilustraciones y notas por los ínclitos muchachos de La Biblioteca del Laberinto, ¡Loor y gloria a ellos! Las compras, como es lógico, fueron copiosas en los dos días que dediqué a zascandilear por la feria. Las casetas se dividían, como siempre entre las de las librerías y las de las editoriales. La verdad es que, obviando la de “Estudio…” me motivaba mucho más inspeccionar las segundas, para darme cuenta por enésima vez de que cada vez hay más editoriales pequeñas y arriesgadas, que no paran de sacar material y, supongo, de venderlo. No parece que haya crisis para este sector, porque las publicaciones raras se multiplican como cucarachas al calor. Eso es bueno. En cuanto a las consagradas… por supuesto Valdemar sigue siendo estéticamente la mejor caseta de la feria, y además presentaban una nueva entrega de su sello dedicado al western, entre las góticas novedades de rigor:

Por supuesto la de Planeta de Agostini, que ocupaba cuatro o cinco casetas, fue ignorada por mi mismidad, así como la de Vips. Esta última añadía, para más oprobio, vendedores con el uniforme –gorra incluida- de esta franquicia de restaurantes que, dependiendo del establecimiento, pueden vender también algunos libros chorras. Un espectáculo dantesco que confirma la categoría de fast-food de cierta literatura.
Siguiendo con las editoriales, en Jaguar piqué con el nuevo libro-ensayo del gran Carlos Díaz Maroto, en este caso un estudio sobre todas las apariciones en cine y televisión de Superman y Batman. ¡Ah! Y espectacular la caseta de los postmodernos y actualísimos Alpha Decay. Fue un shock comprobar que los tópicos a veces son reales, al ver que el chico y la chica que atendían el chiringuito –ambos, por supuesto, editores de …Decay- lucían unas inevitables… ¡¡Gafas de pasta!! En cualquier caso me agencié con su versión de “La Llamada de Cthluhu” en traducción de Javier Calvo, y les di la enhorabuena y las gracias por publicar “House Of Leaves” el año que viene. La chica de las gafas de pasta –muy agradable y simpática, por cierto- me dijo que ella se encargaría de la maquetación de dicha obra. ¡Glubs! Le dije que valor y al toro.
Un ejemplo de lo bien que se lo van a pasar los chavales de Alpha Decay maquetando "House Of Leaves"
En general la jornada mañanera del domingo fue, además de más calurosa -¡Gracias, caña de cerveza!-, mucho más concurrida. Ingentes cantidades de piquetes en busca de la firma de los sudorosos escritores se desparramaban entre los escasos huecos entre caseta y caseta, pudiendo provocar más de un caso de insolación o combustión espontánea; además del peligro de las casetas de corte juvenil-infantil-comiquero. Algunas de las cuales –como la de la tienda “El Coleccionista”, de Lavapies- me hubiera encantado examinarla con más detalle, pero me estaba entrando sarpullido con tanto niño vociferante y padres en busca de algo con colorines para que el crío en cuestión se callara; algunos de esos esforzados progenitores incluso se clavaban delante de los expositores portando un cochecito infantil que bloqueaba tu paso, y dentro del cual gritaba otra banshee clamando venganza. Tras volver a saludar al señor Aroca, mis oídos –ya para entonces bastante castigados con tanto escándalo y megafonía de los veinte duros- creyeron oír el nombre de Juan Jacinto Muñoz. ¡Vaya! ¿Rengel? Uno de mis autores favoritos firmando a escasos metros y yo ni me había enterado de su asistencia. Total, que fui corriendo a la caseta en cuestión (la 55), cuando me di cuenta de que me encontraba concretamente en la 268 o así, por lo que lo de “escasos metros” había sido algo precipitado. En fin, tras otra caminata de casi veinte minutos bajo el sol de justicia y a través de la ingente fauna del Retiro, me presenté y charlé un rato con el susodicho JJM. Conocía mi blog porque había enlazado en facebook la reseña que escribí sobre su “Asesino Hipocondríaco”, así que hablamos de steampunk, engranajes, golems y todos esos gustos que tenemos en común. Una experiencia muy buena y otro escritor muy majo. Aunque tuviera que comprarme otra vez su libro para que me lo dedicara, lo hice con sumo gusto.
Por cierto que me dijo el señor Rengel que esta maravilla está complicada de conseguir. Pedidla si podéis o abalanzaos sobre ella si tenéis la fortuna de toparos con un ejemplar. Estamos ante uno de los mejores libros de relatos de las últimas décadas.
¿A quién más avisté por ahí? A Andres Neumann, que debió hacer un hueco en su apretada agenda para asistir a unas firmas con colas también bastante pobladas. Supongo que eso significa que este mes solo publicará ciento cincuenta libros, en lugar de los doscientos habituales. A Guillermo Fesser y a Manolo Gutierrez Aragón, volviendo a sus instintos novelísticos, dado que el cine español cada vez está peor. En el caso de Aragón me resultó complicado reprimirme de lanzarle un grito en plan: “¡Vaya coñazo de películas hiciste con el mejor libro de la historia!” Pero decidí dejar que siguiera siendo Fernando Arrabal el defensor oficial a ostias de Cervantes. También vi un par de veces a Paul Preston, que firmaba al lado de Rengel. Y me subió la lubricidad cuando creí atisbar a Camilla Lackberg en una caseta, pero al más puro estilo Adolfo Becquer resultó ser solo un poster. Y había las clásicas casetas en las que te podías llevar reproducciones facsímiles originales del “Quijote” o del “Beato de Liébana” al módico precio de quinientos euros o por ahí. Había casetas dedicadas a libros de música, de ajedrez y también de temática homosexual, en cuyo stand observé un libro-ensayo sobre política con el poético título de “Por el Culo”.
La verdad es que a la una del mediodía y cargando con la maleta –que cada vez pesaba más gracias a la cultura- yo estaba ya un poco hasta las narices de tanto libro y decidí despedirme hasta el año que viene. Porque a pesar de la crisis, los e-books, la mala organización, los escritores durmiéndose mientras firman, las mascotas grotescas y las hordas de fans inabarcables, esto sigue siendo una cita obligada. Además, siempre me quedará el haber conseguido firmas para algunos de mis libros de cabecera, además de las compras con un descuento del 10% y sin olvidar la visión casi divina de este jodido ratón firmando libros.
Y además fetichista, como buen literato.

lunes, 21 de mayo de 2012

JUEGO SOMBRÍO: "Sherlock Holmes: A Game Of Shadows" de Guy Richie





ARCHIVOS EXPIATORIOS: En el que, con motivo una vez más de su salida en dvd/blue ray, nuestro esforzado bloguero se arriesga a perder el respeto de sus escasos lectores hablando bien de la última entrega del Holmes de Richie. Y en el que se lamenta de la muerte de otro dibujante filipino.

    Segunda entrega de la “modernización” que el realizador inglés Guy Richie está llevando a cabo de uno de los personajes más relevantes del siglo XX –y de cualquier época- con su habitual ritmo callejero, trepidante y ocurrente. Quien iba a pensar que lo que parecía una falta de respeto absoluta por un clásico intocable de las letras británicas, se iba a transformar en una de las sagas más frescas, divertidas y, porque no decirlo, “sherlockianas” de la historia del personaje. Entrar en el juego de sombras que propone esta divertida secuela es dejarse llevar por un sano toque de folletín histérico, comedia bufa, villanos más grandes que la vida y “pulp” del bueno.
Es cierto que podemos poner más de una pega a la hora de juzgar el carrusel de locuras que propone Richie en este film, pero quizás la más grande que le podemos achacar es su falta de definición. Intenta contentar al público actual más descerebrado y a la vez a los fans más canónicos del personaje; para al final no lograr agradar a ni a unos ni a otros. En taquilla ya ha resultado ser un fracaso –teniendo en cuenta el éxito de la primera- y casi todos los colegas en esto de la adoración “holmesiana” con los que he hablado coinciden en hablar pestes de esta secuela. ¿Y es para tanto? En mi opinión el film de Richie vuelve a fallar en algunos aspectos argumentales, especialmente la inclusión en la trama de un grupo de gitanos que no pintan demasiado y capitaneados por una Noomi Rapace recién salida de la versión sueca de “Millenium”, cuyo personaje podría ser eliminado de la historia y ésta apenas lo notaría. Las “fantasmadas”de pura acción vuelven a ser la norma, así como chistecitos de escaso gusto que parecen incluidos con calzador, como esa escena de Mycroft -interpretado por un genial Stephen Fry-, que a todos los que hayan visto el film les habrá venido a la mente ante mi comentario del "escaso gusto". Pero por suerte el film mejora al anterior en muchísimos aspectos, especialmente en el de la amenaza a combatir. El sosísimo villano mago de la primera parte –una especie de Aliester Crowley de los veinte duros- es sustituido aquí por Moriarty, el archienemigo por excelencia del famoso detective. Hubiera sido especialmente sangrante que Richie hubiera vuelto a fastidiarla con el villano, así que –empleándose a fondo- tenemos un Moriarty de lujo, tan manipulador, frío y siniestro como en los libros y que en su relación con Holmes respeta esa atractiva dinámica de “respeto/rechazo” que siempre han tenido ambos personajes.
Robert Downey Jr. vuelve a currarse el acento “british” y sigue derrochando carisma con su saltarín Holmes, mientras que Jude Law le da la réplica como uno de los Watson más auténticos vistos en cine -aquí le vemos al fin dando rienda suelta a su afición a las cartas-. Ambos extraen todo el jugo de una trama de equívocos, explosiones y alocadas peleas que culminan en una media hora final maravillosa. Tras una aburrida escena de persecución con ametralladoras y ralentis, destinada en ese juego descompensado del que antes hablábamos, a los amantes del simple espectáculo descerebrado, sobreviene la sosegada resolución del conflicto. Es en esos instantes (en el último cara a cara entre héroe y villano frente a un tablero de ajedrez) cuando más ecos de Conan Doyle encontramos en la propuesta. Sin fuego, patadas ni aspavientos y si con mucho respeto al canon literario del personaje, este final –casi anticlimático- demuestra que por muchas gracietas vulgares, chistes sexuales y artes marciales fuera de tono, la clave a la hora de adaptar a Holmes para nuestro siglo por parte de los responsables de este divertimento ha sido el respeto. Aunque sea un respeto irreverente.

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R.I.P. ERNIE CHAN (1940-2012)


El dibujante de comics –y también prestigioso entintador antes que eso- Ernesto Chuá, más conocido  por su americanizado (y orientalizado) nombre de pluma: Ernie Chan, falleció también la semana pasada. Es el segundo artista de comics filipino que nos deja en el último mes, tras la muerte de Tony De Zuñiga que ya comentamos en una entrada anterior, y por supuesto también ha sido víctima del cáncer y de unas condiciones de jubilación inexistentes por parte de las grandes compañías que le explotaron, como Marvel. Aquí un pequeño recuerdo a su Conan, que aunque fagocitaba parte del estilo de Buscema, es el que yo descubrí cuando era un no-tan tierno infante, y el que siempre recordaré de aquellos míticos números en blanco y negro de “La Espada Salvaje de Conan”.

jueves, 17 de mayo de 2012

CHESTERTON: DOS POEMAS

Ando leyendo la biografía del inmenso –en todos los sentidos- Gilbert K. Chesterton, que escribió Joseph Pearce bajo el título de “Sabiduría e Inocencia”. Este recuento, bastante grueso y documentado, de la historia, obra, idas y venidas del señor G.K.C., a veces carga excesivamente las tintas en el lado católico del gran escritor y aunque, en un principio, esa conversión y defensa del catolicismo militante fueron esenciales en su carrera, lo cierto es que cuando miras la solapa del libro, traducido al castellano por la editorial Encuentro (¡glubs!) y comprobamos que también tienen traducidas biografías de C.S. Lewis –otro escritor de tendencias religioso/festivas-, Tomas Moro y del mismísimo Joseph Ratzinger, la levantada de ceja es involuntaria e inevitable.
Pero aun así la exposición de Pearce del nacimiento, eclosión y años de gloria del señor Chesterton son ejemplares y, lo más interesante para los Chestertófagos, como el que suscribe, es la inclusión de gran cantidad de material inédito en forma de cartas perdidas, artículos nunca usados y poemas casi desconocidos. Sí, sé que suena raro teniendo en cuenta que la bibliografía de traducciones al castellano de la obra (periodística, ensayística, de ficción, poética, biográfica, etc…) de Chesterton debe ya haber alcanzado las 300 o estar a punto de hacerlo –gracias a editoriales como Acantilado, Valdemar o Espuela de Plata-. Es especialmente gracioso cuando se comenta que, ya en su época, los propios fans y colegas de pluma de Chesterton le recomendaban que se tomara un descanso de tanta novela, artículo y polémicas epistolares, no fuera a ser que se acabara quemando a si mismo. Pero aparte de todas estas obras en dominio público, en efecto ¡Aun hay más! Y el libro de Pearce, incluye curiosidades tan interesantes como las dos que traigo hoy para vuestro gozo y esparcimiento.

Comenzamos con un poema ¡¡Anticlerical!! del muy creyente Chesterton. La explicación hay que buscarla en sus años mozos, cuando a pesar de su fe en un Dios que estaba comenzando a analizar, se vio atraido por el socialismo y las injusticias inflingidas al populacho vía las altas esferas -Cuanto han cambiado las cosas desde entonces, ¿Eh?-. Posteriormente dejaría de meterse con el Altísimo (al que dedica una pequeña pulla) y con sus secuaces en la tierra (no olvidemos que su personaje más famoso era uno de ellos), pero siempre conservó su desdicha ante los estragos sufridos por la clase trabajadora. El caso es que en este fragmento mezcla esa preocupación con una insólita guerra eclesiástica, impensable en sus posteriores y píos años:
Dios ha sumido todo en el caos,
ha derrocado a curas y príncipes,
pero conserva el puesto del obrero,
la vieja propiedad del mundo.

Mientras el viejo cura se desvanece como un fantasma,
mientras los reyes dormitan en sus tronos,
la antigua y vieja mano de la clase obrera
cobra fuerza, y retiene lo que es suyo.
“El viejo cura se desvanece como un fantasma” ¡Si el Padre Brown levantara la cabeza! Y hablando de fantasmas, el siguiente poema trata sobre el espiritismo en casa de los Chesterton, y es una desconocida y genial rareza que además tiene una interesante historia detrás. En 1905 se suicidó el hermano de la señora y esposa Chesterton, de nombre Frances. El joven sufría una depresión y ni siquiera una aparente mejoría, que muchos de sus allegados achacaron a su reciente conversión al catolicismo, le disuadieron de arrojarse a una muerte líquida. Apareciendo su cadáver en una playa de Sussex, a donde tuvo que ir Frances Chesterton para identificarlo. La inconsolable pareja del escritor decidió probar suerte con el espiritismo para calmar su desconsolado ánimo, ante las refrenadas ganas de intervenir y disuadirla por parte de su preocupado marido. Chesterton había tenído alguna mala experiencia con la quija y un desencuentro dialéctico en prensa con el mismísimo Aleister Crowley, así que huía del ocultismo como de la peste.
G.K. Chesterton y Frances Chesterton

Lo interesante de esta tragedia doméstica, es que Chesterton escribió un estupendo poema en el que observa y describe de forma parcial una de estas sesiones de espiritismo en las que se vio envuelta su esposa, a la que incluso menciona en el texto. Aparte de sus temores ante la verdadera naturaleza de este espiritualismo tan de moda a primeros del siglo XIX, la pieza es especialmente emotiva por mostrar el resentimiento de su autor ante una situación que le superaba, de una forma tan agria y sincera. El poema nunca se publicó en vida, según Pearce debido a la naturaleza tan claramente autobiográfica del asunto:
El Cristal
Lo vi; ella estaba tumbada como en sueños;
alrededor de sus cabellos sagrados y por encima
de mi inviolable Frances, vociferaban las mujerzuelas
habladurías de los hombres muertos.

Muy cerca de su rostro, una ventana se abría al cielo;
junto al romper de las ondas de su pelo castaño
he visto la estúpida cara de los fantasmas,
que son los hongos de las tumbas, no las flores.

Tú, vestida de sol y de sombras por los pinares,
Tú, con un cetro en la mano de cardos en flor,
¡Vive Dios! ¿Qué tienes tú que ver con ellos,
con el cristal de mentiras y esa habitación a oscuras?

Deja que las reinas misteriosas crean que el sol es insufrible,
que se entristezcan ellas y se agazapen bajo los árboles de los druidas,
en los jardines fértiles y estáticos con que sueñan los cobardes,
¡Vive Dios! ¿Qué tienes tú que ver con ellas?

En los campos relucientes que se extienden en el mundo del cristal
hay paz y el placer extraño de una maravillosa tierra sin pisar.
Pero no hay palabras francas, ni amor a las cosas claras,
Ni verdad, ni risas fuertes, ni tampoco hay temor de Dios.

Ya no miraré más; yo soy hijo de la tierra.
Y puedo ver el sol, los bosques, el mar y la hierba.
Sólo ví un espíritu: el de ella, que está aquí con la mirada fija
en busca de espíritus a la luz de una lámpara de gas.

Por supuesto los poemas están directamente extraidos de la edición de Encuentro y la traducción corre a cargo de Carmen González del Yerro Valdés. Si sois fans y conocedores de Chesterton la biografía de Pearce es muy recomendable para un seguimiento casi día a día de la historia de este gigante de las letras, aunque hay otras opciones en el mercado castizo. Y si aun no sois fans de Chesterton… es una rara y dolorosa enfermedad, pero tiene cura.

viernes, 11 de mayo de 2012

RIP Tony De Zuñiga

El dibujante filipino y co-creador de míticos personajes de DC como el bronco Jonah Hex o la Orquidea Negra que posteriormente reiventaría Neil Gaiman en los noventa, ha fallecido a los 71 años tras varias semanas de convalecencia post-infarto. Aparte de sus creaciones, cuenta en su haber con primorosas etapas en series como "Conan" o "X Men". Se ha ido otro de esos currantes de la edad de oro (o "plata" en este caso) de los comics; ninguneados por editoriales que a día de hoy siguen explotando su legado y haciendo un rico beneficio con ello -Jonah Hex, sin ir más lejos ha aparecido varias veces en series animadas y hasta tiene su propia película de imagen real-, mientrás que Tony De Zuñiga ha fallecido languideciendo poco a poco, sin dinero para pagar las facturas médicas.

Tuve la suerte de que una librería de comics malagueña -vía un club de fans comiqueros para el que alguna vez he colaborado- invitara en exclusiva a De Zuñiga para firmar algunos ejemplares de sus comics. Solo firmar, porque a esas alturas apenas podía dibujar ya. Fué hace unos años y parecía un hombre muy cansado, pero aun así cordial y comunicativo. Conseguí una copia firmada del showcase de "Phantom Stranger" uno de mis personajes DC "vintage" favoritos, en cuyas páginas aparece otra de sus creaciones, el Doctor Trece, un investigador de lo paranormal que en un original giro resulta que es un escéptico. Un desenmascarador de fraudes paranormales que niega la evidencia de la realidad del ocultismo aunque la tenga en plena cara, lo cual dará lugar a terroríficas y divertidas situaciones.

Pero hoy recordamos su mágica mano a prueba de bomba. Esta pequeña muestra de su arte en blanco y negro, toda una demostración de sus habilidades con el lapiz y la tinta, es solo la punta de un glorioso iceberg:

Orquídea Negra
Orquídea Negra y Poison Ivy

Arak Valda

Jonah Hex

Jonah Hex
Batman y Wonder Woman
Red Sonja

Conan

Sherlock Holmes

lunes, 7 de mayo de 2012

LOS TRES MOSQUETEROS (2011): REVISIONISMO PACHANGUERO


ARCHIVOS EXPIATORIOS: En el que recuperamos una reseña del petardeo "dumasiano" que se estrenó el año pasado a cuenta de su reciente salida en DVD, y al final hacemos publicidad de algo muy molón -y más barato que dicho DVD-.

Si hace unos pocos años tuvimos una revisión de la historia “Los Tres Mosqueteros” de Alejandro Dumas en clave de acción moderna –llamada “El Mosquetero” y mala hasta decir basta-, podríamos preguntarnos qué sentido tiene volver a reversionar este clásico de la literatura decimonónica desde un punto de vista contemporáneo y llenarlo de efectos de ordenador a la moda, con pizcas de escenas espectaculares a lo “Matrix”. La respuesta vendría dada por las declaraciones del director Paul Anderson –Que asegura que es un fan de Dumas y de la historia- sobre que su intención es hacer una versión más vertiginosa y llena de efectos especiales, pero que a su vez sería más fiel a la historia original que anteriores intentos. Especialmente la mencionada “El Mosquetero” y la versión que Disney estrenó hace ya casi veinte años. En cuanto llevamos media hora de metraje del film de Anderson nos percatamos de que las promesas se las lleva el aire. Y es que una adaptación de “Los Tres Mosqueteros” que comienza con los personajes principales infiltrándose a lo ninja en un palacio acompañados de una Milady de Winter experta en acrobacias y artes marciales, demuestra que su fidelidad a Dumas es cuanto menos “distraída”.


A la hora caí en la cuenta. La intención de Anderson –firmante de una buena película al principio de su carrera, “Horizonte Final” y de tres o cuatro destrozos posteriores- es darle al clásico francés el tratamiento que Guy Richie le dio a otro clásico (en este caso inglés): “Sherlock Holmes”. Si Richie llenó su versión del mítico detective de peleas llenas de saltos y puñetazos, de chistes irreverentes –y a veces un poco irrespetuosos con el original- y una acción de estilo “steampunk”, con toques de ciencia loca algo anacrónicos en el siglo XIX; Anderson copia la idea punto por punto y presenta a unos tres mosqueteros y D´artagnan soltando chascarrillos cada dos por tres, apalizando a cámara lenta a legiones de soldados del cardenal Richelieu y disparando ametralladoras y lanzallamas a bordo de un improbable dirigible de combate en pleno siglo XVII francés. El problema y principal diferencia entre ambos proyectos es que si bien el “…Holmes” de Richie rebosaba diversión y gracia por los cuatro costados, los “…Mosqueteros” que nos ocupan reducen la monumental obra original a una sucesión de bromas idiotas, escenas de acción tan gratuitas como absurdas y un perpetuo tono de estupidez imposible de superar.


Cuando vemos a los Mosqueteros disfrazados casi de superhéroes al principio del film y sus acrobacias sobrehumanas para escapar de trampas a lo Indiana Jones, ya vamos oliéndonos el percal. Pero es que escenas como las de Milady robando los diamantes de la reina al más puro estilo Tom Cruise en “Misión Imposible” –sustituyendo los láseres infrarrojos por varios hilos de metal invisibles-, D´artagnan convertido en un personaje de goma y afeminado al estilo Justin Bieber y, sobre todo, esa espectacular pelea final entre dos dirigibles y en el que uno de ellos, el correspondiente a la guardia del cardenal Richelieu, tiene como mascarón de proa una estatua siniestra de la muerte vestida de cardenal (¡¡Con su cruz en la mano y todo!!) resultan más risibles que otra cosa. Todos los actores están, por supuesto, lamentables, exceptuando a Ray Stevenson y, sorprendentemente, a Orlando Bloom. El espantoso actor británico interpreta a un Buckingham totalmente absurdo y afeminado que al menos hace cierta gracia en sus patéticas apariciones. De hecho todas las escenas son tan sumamente ridículas que al final no se puede evitar salir de la sala con la impresión de haberse pasado un buen rato. Y es que ya se sabe que algunas películas son tan malas que acaban siendo buenas.

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Un fascinante recorrido por el pasado, el presente y el futuro de la ficción, el arte y otras yerbas de raigambre patria. Gozoso es decir poco. Y esta vez vuestro seguro servidor Wolfville colabora con un artículo sobre Pedro Antonio de Alarcón.


MÁS INFORMACIÓN AQUI

PARA DESCARGAR AQUI

miércoles, 2 de mayo de 2012

MISCELÁNEA MÓRBIDA: "Python Assemble!!!, Housen, Hauer y Hitch al cuadrado"


-Los Monty Python se reunen para una nueva película, aunque sea animada. "Absolutely Anything", mezclará imagen real y ordenadores para contar la historia de una invasión extraterrestre y en la que John Cleese, Michael Palin, Terry Jones y Terry Gilliam pondrán sus míticas voces al servicio de los personajes. Eric Idle todavía no ha confirmado su participación, y Jones dirigirá el cotarro. Este último ha declarado que aunque no es una película de los Python per se, compartirá mucho de esa sensibilidad. Nosotros aprovechamos para recordar al bardo de Sir Robin, al que siempre hay que tener presente:


-Dos proyectos se avecinan contando el "making of" de dos grandes clásicos del incontestable Alfred Hitchcock. Empezamos con la TV y "The Girl", dirigida por Julian Jarrod y que cuenta la tormentosa relación del gran director con su musa Tippi Heddren en el rodaje de "Los Pájaros". ¿Aparecerá el momento en el que Melanie Griffith, hijita de la Heddren, recibe un regalito envenenado -una muñeca de su madre muerta, metida en un ataud- de parte del cachondo genio del cine? En cualquier caso el gran Toby Jones interpreta a Hitch y Sienna Miller ejerce de Tippi:


El segundo de estos proyectos cuenta el rodaje de "Psicósis", se intitula Hitchcock y además de Scarlett Johanson haciendo de Janet Leigh (¿¿¿???), tenemos a James Darcy en el papel de Anthony Perkins y a Michael Wincott haciendo de, ojo, ¡¡Ed Gein!!. Como ya habréis comprobado los impacientes que hayan mirado más abajo, la gran baza de este film es contar con el gran Anthony Hopkins calzándose la papada del protagonista. Helo aquí:



-El amigo Kike de Poder Friki, verdadero ejemplo de todo lo que se puede conseguir en esto del bloguerismo de calidad, ha alcanzado una de sus cumbres históricas (y llevaba ya unas cuantas): Entrevistar al mismísimo Ray Harryhausen. Pionero -y hechicero- de los efectos especiales. 

Ese hacedor de maravillas que nos hizo soñar a unas cuantas generaciones con cíclopes, medusas, esqueletos vivientes y, en definitiva, todas las cosas que significan algo en este mundo infecto. El maestro supera los noventa añazos pero continúa con una gran vitalidad y una mente prodigiosa que no solo le hace recordar algunos jugosos detalles de los rodajes de sus grandes films -al loro con sus anécdotas sobre "El Monstruo de Tiempos Remotos" o "El Valle de Gwangi"-, sino que incluso le permite soltar una reflexión tan hermosa como esta:
Lo que más me gusta del género fantástico es que transcurre en un mundo imaginario y nunca debe parecer demasiado "real". Pero, claro, diferentes personas tienen diferentes ideas sobre el aspecto de "otros mundos". Hollywood siempre hacía historias de amor, de catástrofes, bélicas... nadie quería hacer fantasía entonces. Pero no veo un gran cambio. En televisión, nos muestran la vida personal de la gente y esos se supone que es "entretenimiento". Gente hablando sobre sus deprimentes problemas y otra gente riéndose de ellos. No sé como a nadie puede gustarle eso. El entretenimiento debería ser algo ajeno a la vida real, no la peor parte.
Podéis leer la extensa -y excelente en todos los sentidos- entrevista AQUI

-Y ya que estamos con una entrada tan cinematográfica, nada mejor que deleitarnos con un cortometraje co-dirigido y protagonizado por Rutger Hauer y que me encantó en su momento: "The Room".


Estrenado en 2001 y basado en un relato de su compatriota Harry Mulish. Sigo pensándo que tiene una excelente atmósfera y montaje, y que el bueno de Hauer debería dejarse llevar y rodar algo más un día de estos. Pinchen aqui:

THE ROOM
-Y para terminar, ¿Qué pensarías si os colara a traición una galería de portadas y escaneados de fanzines sobre "Star Trek"? Ahh... Esto no lo habíais visto venir: