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viernes, 29 de marzo de 2013

NIGHTJAR: UN CANTO TRUNCADO DE MOORE Y TALBOT

Tras dos o tres semanas de duro trabajo -en la que habréis comprobado que mis actualizaciones han sido o bien mínimas o bien nulas-, mi estimado colega Maese ABL y un humilde servidor de ustedes acaban de lanzar a esas redes de Dios el nuevo número del e-zine digital más de Northampton jamás hablado en lengua castellana. El número cuatro de EMBRYO: A.MOORE EN ESPAÑOL, vuelve a desgranar la actualidad, vida, obra y milagros de nuestro escritor barbudo favorito y os insto a que pinchéis en este enlace que sigue a continuación:


Para que no perdáis ripio de las maravillas que os aguardan a todos los fans de Moore, del comic, de la prosa desquiciada y de la mágia más psicodélica. Aquí os traigo además el reportaje que sobre "Nightjar", esa obra truncada que nuestro autor iba a realizar junto a Bryan Talbot a primeros de los ochenta, para que vayáis abriendo boca de todas las maravillas que os aguardan. Y sin más dilación:


“Me gustaría apartarme del típico comic de magia estilo Doctor Extraño, e intentar darle un toque de miedo y peligro haciendo la magia algo más discreto y menos pirotécnico”

Auténtica declaración de intenciones para comenzar un proyecto, pero… ¿No podríamos extrapolarla a toda una carrera como escritor? Alan Moore escribió esta frase a primeros de los años ochenta, cuando comenzaba a deslumbrar a críticos y admiradores del comic a la vez desde su Inglaterra natal. Es un extracto de la carta que envió a Brian Talbot, por entonces otro artista de comic underground que buscaba romper moldes en el medio, y relativa al análisis, enfoque y proposiciones de una nueva y ambiciosa serie que Moore deseaba realizar en colaboración con él por aquel entonces. Estamos hablando de un autor que ya llevaba avanzadas “Marvelman” (o “Miracleman”, como se la conocería después) y “V de Vendetta” simultáneamente para la revista “Warrior”, pero un inquieto Moore quiso probar suerte también en el terreno de la magia y el horror. 

Su lectura juvenil de las novelas ocultistas de Dennis Wheatley, así como el seguimiento de las luminarias de la época, como su compatriota Ramsey Campbell, Stephen King o, sobre todo, la novela “La Tierra de las Sombras” de Peter Straub le llevaron a plantearse esta nueva incursión en los relatos seriados para “Warrior”. Y no hay que olvidar que en la época de la que estamos hablando Moore que apenas supera los veinte años. Aun se encuentra muy lejos de su autoproclamación como mago a los cuarenta. La nueva historia sería además la primera colaboración con un dibujante que Moore admiraba mucho, el mencionado Talbot, que, al igual que Moore, daría mucho que hablar en el futuro por sus arriesgadas y post-modernas obras. El dibujante había comenzado su mítica “Luther Arkwhright” pero… ¿La historia hubiera sido distinta si el éxito mundial hubiera acompañado a estos dos genios en su Inglaterra natal de forma tan temprana? Como hacer historia-ficción es algo inútil a estas alturas, vamos a concentrarnos en analizar la gestación de un comic que prometía mucho, pero que acabó topándose con los designios de la realidad editorial y de la legendaria mala relación de su autor con los entes corporativos.

El truncado proyecto se iba a llamar “Nightjar” y muestra como Moore ya manejaba conceptos en el campo del género que acabaría explotando con su gloriosa etapa americana en comics como “La Cosa del Pantano”. La historia iba a ser una epopeya mágica ambientada en los tiempos actuales y que comenzaba con una, a priori, tópica historia de venganza. Las únicas ocho páginas que Moore escribió y que Talbot ilustró –a lo largo de veinte años, como explicaremos luego- son la punta del iceberg de una saga que podía haberse convertido en la tercera obra de éxito asociada al emergente escritor de Northampton y sin salir aun del cascarón del magazine “Warrior”. Por supuesto que las ocho páginas con las que contamos son insuficientes para hacernos una idea de los conceptos, arcos argumentales y sorpresas que se avecinaban, pero gracias a que el propio Talbot ha desenterrado memorabilia de su colección personal sobre el proyecto –incluyendo una carta de presentación de Moore detallando sus ideas y el propio guion de trabajo con el que contaban- hoy en día podemos reconstruir una pequeña parte de los planes del escritor, sus influencias para la historia y su visión a largo plazo para que este “Nightjar” hubiera alzado ese vuelo que al final nunca se produjo.
Retrato de Bryan Talbot
Resumiendo un poco de la breve anécdota argumental que ha sobrevivido, Mirrigan Demdike es la hija de un antiguo gran maestre de la hechicería, Harold Demdike, emperador de todos los pájaros, que es como se jerarquizan los magos en esta realidad alternativa. Una Mirrigan de diez años contempla la horrible y misteriosa muerte de su padre en el jardín de su casa. Ella, dentro de esta jerarquía, es solo un pequeño chotacabras (nightjar), pero con la suficiente fortaleza como para ver el corazón de su padre reventar ante ella desde dentro y guardar su pena y dolor dentro de si misma. Al fin y al cabo, como dice Moore “de tal palo, tal astilla”. La escena de la muerte de Demdike es un clásico del Moore de esta época “pre-Swamp Thing”. A saber, planificación vanguardista de viñetas y un lenguaje bellísimo que casi parece poesía en prosa. De forma muy cinematográfica vemos a Demdike emerger desde la puerta de su casa hacia el jardín mientras que nuestros ojos observan desde el plano fijo –y torcido- del exterior. Mientras el gran mago aparece, seguido de su hija que esta a punto de verle morir, experimentamos la sensación de estar asistiendo como “testigos” o “mirones” de un hecho ominoso. “Sus oídos se llenaron del batir de terribles alas”, reza el acompañamiento en prosa, augurando la terminología ornitológica que será constante en la historia. Mientras Demdike cae y sucumbe, el plano se desplaza hasta el rostro de Mirrigan, salpicado de sangre y que enlazara, en una de las clásicas transiciones de viñeta del Moore más joven, con su propio rostro veinte años después mientras conduce un coche. 

En ese sentido esta primera página nos retrotrae de forma nostálgica a aquella forma compleja y renovadora que el escritor comenzó a ensayar en estas primeras grandes obras y que culminaría con “Swamp Thing” y “Watchmen”. Por supuesto en ningún momento se olvida que la base de todo es narrar una historia, así que en seguida la transición nos lleva de forma fluida a la visita de Mirrigan a su casi momificada y terrorífica abuela, la cual la informará de que en realidad la muerte de su padre fue algo orquestado por un cónclave de siete envidiosos magos que desearon hacerse con el poder sobre todos los hechiceros. Con sus malas artes consiguieron la soberanía que Harold Demdike ostentaba y la repartieron entre ellos, a pesar de que el nuevo líder de todos los pájaros y principal instigador del golpe de poder fue Sir Eric Blason, ahora nuevo emperador. Mirrigan acepta la misión de matar a los siete conspiradores, con lo cual además ella heredaría el manto de emperatriz de todos los pájaros que le corresponde por derecho. Ello da pie a una pequeña discusión con su abuela sobre como su padre jamás hizo ostentación de su alto cargo y vivía con su hija en una pequeña casa. Mirrigan deja claro que opina que eso era tan estúpido como la actitud de su propia abuela presente, languideciendo en una casucha en pleno suburbio de la ciudad; Pero la decrépita anciana le espeta que ella no sabe nada, anticipando lo que, sin duda, iba a ser una de las primeras lecciones del personaje en este primer arco argumental. Tras una presentación de los siete objetivos a eliminar –cada uno con una extrañísima e interesante personalidad-, Mirrigan deja a su abuela y al poco de salir de su casa ésta estalla en una luz mágica, mientras la fantasmagórica sombra de un pájaro aletea entre las llamas que devoran la vivienda. 

Para empezar, Moore muestra como siempre un deseo de atar todos los cabos de la historia hasta el más mínimo detalle, tanto en atmósfera y trasfondo histórico como en la cronología de los personajes. A pesar de haber culminado solo un guion de 8 páginas los caracteres están detallados al estilo de otras grandes obras posteriores suyas y cada uno de los –en este estado del proyecto- escasos integrantes del elenco cuentan con un jugoso hálito de vida y circunstancias que sin duda hubieran sido desarrollados de forma maravillosa en posteriores capítulos. La jerarquía de ocultistas insertados en un paisaje común de la capital británica recuerda por un lado a la metodología habitual de Moore de realizar una historia ambientada en la actualidad pero haciendo eco de eventos del pasado y diferentes generaciones de protagonistas –como en “Watchmen”-, y a la vez nos retrotrae a la costumbre del autor, nunca abandonada, de situar los más extraños personajes y situaciones en contextos realistas que él mismo conoce. Y reconocibles para el 99% de lectores de “Warrior”, por supuesto. Los cimientos estaban plantados con firmeza, pero el autor también se reservaba múltiples oportunidades para cambiar de ambiente y situaciones en el futuro, como se desprende de la carta que escribió a Talbot hablando del proyecto: “En cuanto hayamos agotado las posibilidades de la “Búsqueda de Venganza”, creo que hay mucho material que podríamos explorar. Historias acerca de los proyectos del gobierno con la  investigación psíquica, mutantes, fenómenos como el de la combustión espontánea y también cualquier tema familiar del género oculto”. Este fragmento de la carta de presentación deja claro que Moore deseaba iniciar la colección con una historia más convencional –la trama de venganza de Mirrigan- para atrapar al lector casual y que, poco a poco, iría introduciendo temáticas más extrañas o personales sobre tópicos paranormales, que sin duda le interesaban mucho más como concepto.


Pero por supuesto había que comenzar con una historia atractiva y con un personaje igualmente atractivo. Mirrigan no es solo una clásica bruja joven y carismática, sino también un personaje que esconde sus heridas –la traumática muerte de su padre- bajo una coraza de negación y oscuridad. Moore deseaba alejarse todo lo posible del común papel de las protagonistas femeninas en comic como heroínas sexys que enseñan curvas en cada viñeta, inaugurando su constante posterior de crear protagonistas creíbles alejadas de los estereotipos de chica en peligro o depredadora de hombres. Esta obsesión se traslada incluso a su aspecto físico, que en la carta a Talbot insiste en que debe ser atractivo pero “con una de esas extrañas y extremas formas de belleza”. Pone como ejemplo de esto a la actriz Shelley Duvall, la cual “si sus ojos estuvieran un poco más separados o su boca un centímetro más abajo sería asombrosamente fea”. Un paso más en la misión de hacer más cercana la historia y a Mirrigan, su motor emocional.

Shelley Duvall en 1977
La intervención de Talbot en el aspecto creativo no iba a limitarse ilustrar la historia, como es lógico. El escritor de Northampton nunca ha desestimado el talento de los dibujantes con los que trabaja y el caso de Talbot, siendo como es un genio, no iba a ser distinto. Parece ser que tuvieron múltiples charlas telefónicas e incluso varios paseos en busca de localizaciones para la historia, algo que Moore llevaría al extremo pocos años después hasta culminar en su obsesión por la psicogeografía narrativa. Pero antes de esto el artista británico aportó nada menos que el nombre de la serie y el de su protagonista, a los que Moore llevaba tiempo dando vueltas sin acabar de decidirse. Solo tenía la vaga idea de que los pájaros tuvieran que ver en la historia y en el título, como es lógico. Talbot escuchó una mañana el extraño canto de dos chotacabras llamándose el uno al otro en el exterior de su ventana, y supo que había encontrado el nombre que buscaban: “Nightjar”. El escritor nunca había oído ese canto y se sintió encantado por el hallazgo. Quizás no recordaba que su admirado Lovecraft usó el inquietante murmullo de estas aves para darle inquietud a algunos de sus más famosos relatos. Y el nombre real de la protagonista también vino de la zona de Talbot, puesto que “La vieja Madre Demdike” era el nombre de una bruja ciega y legendaria, matriarca de un supuesto clan de brujas de la época de las persecuciones. Todo ello extraído de un fértil caldo de cultivo folklórico que hizo que los autores decidieran encontrarse en esa zona, como veremos a continuación.



Ya avanzábamos unas líneas más arriba que a pesar de sus planes de llevar en un futuro al personaje de ruta por todo el mundo, en un principio tenían claro que las aventuras debían tener base en el norte de Inglaterra: “Las otras dos historias que estoy haciendo para Warrior están muy basadas en Londres, así que creo, honestamente, que un cambio no me vendría mal”. Talbot y Moore estuvieron visitando Lancashire, concretamente la zona en la que la tradición situó la mítica historia de las llamadas “Brujas de Pendle Hill” y no muy lejos de donde el propio Talbot había nacido. Un lugar rodeado de montañas y de atmósfera opresiva, en el cual, en el siglo XVIII, hubo una serie de rumores de brujería que condujeron a los habituales juicios y ejecuciones públicas. Los dos autores recorrieron el circuito turístico de Pendle y Moore pareció muy interesado en una tienda de souvenirs de nombre “Witches Galore”, que vendía los habituales juguetes relacionados con las brujas como medallones, escobas de vuelo, etc… Según Talbot, el escritor pensaba usar la tienda en un futuro episodio para enfatizar el cómico contraste entre las falsas ideas de la cultura popular y la hechicería auténtica. Una idea que prendería la mecha para que años más tarde el autor volcara su opinión sobre la auténtica magia en entrevistas y ensayos varios.

En definitiva la intervención de Talbot no solo fue decisiva desde el punto de vista creativo sino que, tras todos estos años de silencio y olvido, el artista terminó las páginas de ese primer episodio y podéis leerlo completo en el recopilatorio “Yuggoth Cultures and Other Growths”, una miniserie de tres números –luego recogidas en un tomo unitario- que aglutina varias historias cortas de terror, poemas y algunas viñetas basadas en los trabajos de Moore más relacionados con H.P. Lovecraft.


 ¿Pero por qué esta prometedora saga acabó por morar eternamente en el cementerio de las grandes ideas nunca realizadas? Irónicamente también fue debido a otro futura constante en la vida del escritor de Northampton: los enfados con editores. La relación entre Moore y Dez Skinn, encargado de las publicaciones de “Warrior” se enfriaron –y finalmente deterioraron- de forma dramática y culminaron en el cese de las actividades del primero para el magazine. Con el resultado de que “Marvelman” y “V de Vendetta” no fueron terminadas hasta años después y por supuesto ya en otras casas editoriales. Y con la otra consecuencia de que “Nightjar”, apenas un proyecto esbozado y con tres páginas de dibujo realizadas, se quedara en el cajón de Moore y Talbot durmiendo el sueño de los justos. Al menos hasta el rescate por parte de Avatar Press en el libro que mencionamos unas líneas más arriba. El dibujante accedió a terminar ese primer capítulo de ocho páginas unos veinte años después de haberlo abandonado, y además aportó el guion original de Moore y la famosa carta en la que le proponía el proyecto. Todo ello material de muchos quilates para el aficionado y que, por supuesto, os recomendamos. De hecho, a modo de avance, en el siguiente enlace podéis echarle un ojo a las seis primeras páginas del guion:


El legendario dibujante confirma que un par de años después del fiasco y del cierre de “Warrior” telefoneó a Moore y le propuso retomar “Nightjar” con otra editorial. Por desgracia ya era demasiado tarde para darle al proyecto el espacio que sin duda se hubiera merecido, dado que Talbot trabajaba por entonces en sus innovadoras historias para la mítica “2000AD” y Moore ya estaba escribiendo sus clásicos en DC Comics. Empezando por “La Cosa del Pantano”, cómic en el que tenía espacio y carta blanca para desarrollar todas sus obsesiones en el campo del horror y la magia. Desde las inquietantes asociaciones ocultistas y una visión modélica del horror urbano, hasta la creación de John Constantine; un personaje que, en sí mismo, encapsula gran parte del tono de “hechicería moderna de barrio” que Moore intentó retratar en esta abortada “Nightjar”. Por su parte, Avatar Press también encomendó a Anthony Johnston –escritor encargado en esta editorial de adaptar a comic muchas piezas en prosa de Moore- que escribiera una miniserie de cuatro números de “Nightjar”, partiendo por supuesto de los cimientos de Moore y Talbot. Aparte de esos pequeños toques el resto es totalmente creación de Jonhston y por tanto no comentaremos más al respecto. Pero a pesar de usar la obra únicamente como punto de partida, la maniobra de Avatar deja a las claras el potencial de un proyecto que sin duda hubiera deparado múltiples alegrías a los aficionados al cómic de calidad en los importantísimos años ochenta.

viernes, 15 de marzo de 2013

HAPPY BIRTHDAY, MR. CAINE

Ochenta Años y está hecho un chaval. El museo de Londres lo celebra con una exposición de films, archivos sonoros, memorabilia variada y una tonelada de fotos de sus grandes éxitos, algunas de ellas inéditas. Por mi parte os recomiendo sus libros biográficos y de ensayos sobre la actuación (tiene al menos un par de cada), si queréis maravillaros con el ingenio, inventiva y clase de un icono inagotable. En efecto, lo primero que ha dicho al cumplir los ochenta es que no piensa retirarse. He aquí una pequeña muestra de los afortunados que pasen por la capital británica y decidan visitar este homenaje al más grande:
 © Paramount, The Kobal Collection

© MGM, The Kobal Collection
© Canal and Image UK, BFI

© Paramount, The Kobal Collection
© Diamond Films, The Kobal Collection
© Miramax, Dimension Films, BFI
© ITV Global, The Kobal Collection
© Marv Films, The Kobal Collection

domingo, 3 de marzo de 2013

CANCIONES DE CUNA DE CHRISTIE

ARCHIVOS EXPIATORIOS: En primorosa edición aumentada, revisada, actualizada y remasterizada, aquí tenéis el somero repaso que realicé años ha a las nanas infantiles que usó la reina del crimen para condimentar sus platos envenenados. Disfruten, canten e investiguen.

Uno de los trucos en la manga, “mc-guffins”, arma secreta o literaria más populares y usados por Agatha Christie es el de las inquietantes canciones de cuna que son la base del argumento de muchas de sus novelas de misterio. Desde la simple utilización simbólica de la tonada para subrayar algunos aspectos de la investigación policíaca en curso, hasta el propio uso del criminal de turno de una de estas canciones para hacer que sus asesinatos coincidan con la letra de la misma. Una vez que escuchas estas tradicionales nanas utilizadas por la autora es inevitable que releas alguna de estas novelas mientras en tu cerebro repiquetea la cadencia infantil –y por tanto aterradora- de la canción sobre la que recae el peso de la trama. Como gracias a Internet tenemos actualmente un acceso ilimitado a cualquier nota musical que se haya compuesto o grabado en la historia de la humanidad, vamos a hacer un “TOP 8” de las mejores canciones de cuna usadas por Christie e inmortalizadas por ella gracias a sus novelas y relatos:

(ADVERTENCIA: Todos los videos “youtuberos” que acompañan a las canciones son HORROROSOS. Sin excepción.)

8-“HICKORY DICKORY DOCK” (La escuchamos en la novela “Asesinato En La Calle Hickory” de 1955).




Esta breve cancioncilla es el título de esta historia ambientada en una residencia de estudiantes llena de sospechosos. A pesar de eso, la relación de la canción con la intriga desarrollada en la novela es solo tangencial, razón por la que está tan abajo en nuestro ranking. El libro en sí, con sus múltiples sospechosos y contrabando de joyas como base del meollo, es una delicia.

7-“MARY, MARY, QUITE CONTRARY” (La escuchamos en el relato corto “¿Cómo Crece Tu Jardín”, escrito en los años 20 y recopilado en 1974 en el tomo “Primeros Casos de Poirot”).


En este caso si hay una relación un poco más directa. El asunto sobre “¿Como crece el jardín?” que forma parte de la letra de esta siniestra cancioncilla –de hecho de cómo uno de los personajes cuida un macizo de flores al que le falta una importante porción-, será vital para que Hercules Poirot descubra la clave de este misterio que incluye la posible participación de espías rusos y un asesinato por envenenamiento. En cuanto a la canción en sí, en la Wikipedia podéis leer las diferentes interpretaciones que ha tenido a lo largo de la historia. Incluyendo referencias oscuras a Mary I de Inglarerra –una que ya es famosa porestar conectada con la leyenda urbana de la “Bloody Mary” del espejo- o al mismísimo Santiago de Compostela.

6-“THERE WAS A CROOKED MAN” (La escuchamos en la novela “La Casa Torcida” de 1949)
 


En este caso volvemos a encontrarnos con un uso metafórico de la canción. “Había un hombre torcido…/ Y todos vivían en una casa torcida”, es el reflejo de las pasiones, tejemanejes oscuros y legendaria mala suerte que ha azotado desde siempre a la casa de la familia Leonides, protagonistas de la novela, que viven en una enorme casa de apariencia torcida, como la propia vida de sus moradores. "La Casa Torcida" –una de las favoritas personales de Christie- es, de hecho, una obra maestra casi olvidada que hay que reivindicar y poner al lado de los grandes clásicos de la autora.

5-“THIS LITTLE PIG WENT TO MARKET” (La escuchamos en la novela “Cinco Cerditos” de 1942)



Uno de los más míticos casos de Poirot, en el que su tarea es aclarar un crimen de muchos años atrás en el pasado y que le costó la vida en la horca a un inocente, también tiene conexión con esta conocida cancioncilla popular. En este caso el detective belga usa la tonada para reordenar en su cerebro los hechos y los sospechosos que conciernen al envenenamiento del pintor Amyas Crale. Esta novela fue pionera en el uso de los “múltiples puntos de vista sobre un mismo hecho”, tan imitados posteriormente en el género policíaco –y no policíaco también, si recordamos “Rashomon” de Kurosawa”- y sigue siendo una de las mejores del ciclo del excéntrico investigador de las “pequeñas células grises”.

4-“THREE BLIND MICE” (La escuchamos en la obra de teatro “La Ratonera”, estrenada en 1952)
 
 

Esta siniestra melodía siempre ha sido la base de la historia contenida en “La Ratonera”, la obra de teatro más famosa de Agatha Christie y que ha sido representada ininterrumpidamente en todo el mundo desde el año de su estreno -De hecho hace un par de añitos vi un nuevo montaje en el Teatro Reina Victoria de Madrid, que igual anda por allí todavía-. Primero fue una obra para la radio que luego Christie reconvirtió en relato corto (ambos llamados como la canción: “Tres Ratones Ciegos”) y finalmente derivó en la famosísima pieza teatral en la que la trágica y macabra historia de tres hermanos en una granja se relaciona con esta negra canción de cuna sobre tres ratones que se quedan sin cola. Durante la obra se canta varias veces esta letra, que algunos relacionaron también con Mary I de Inglaterra –esta mujer, siempre por medio- y la ejecución de tres obispos.

3-“ONE, TWO, BUCKLE MY SHOE” (La escuchamos en la novela “La Muerte Visita Al Dentista” de 1940)



Con alguna pequeña variación de verso, la reina del crimen usó esta rima como pieza estructural de esta obra que arranca con el supuesto suicidio del dentista de Poirot. Al final, por supuesto, la cosa se enreda con más intentos de asesinato y una brillante explicación al crimen inicial. “One, Two, Buckle My Shoe” –al igual que con “Asesinato En La Calle Hickory”, la canción da título a la novela en la versión original- es la típica rima para que los niños vayan aprendiendo a contar.

2-“SING A SONG OF SIXPENCE” (La escuchamos en la novela “Un Puñado de Centeno” De 1953)



La señora Christie hizo referencias a esta nana en varios de sus relatos cortos (uno de los cuales, de 1929, se llama igual que la canción) pero la letra en verso de esta tonada de primeros del siglo XVIII nunca tuvo mejor uso que en esta novela protagonizada por Miss Marple: “Un Puñado De Centeno”. El asesino de esta obra –para mi uno de los villanos más terribles creados por la autora- va disponiendo su lista de cadáveres haciendo referencias literales a las rimas de la canción, una de las cuales ilustra una curiosa costumbre antigua: ¡la de hacer pasteles con pájaros vivos! La novela, huelga decirlo, es una maravilla que incluye un final inolvidable.

1-“TEN LITTLE INDIANS/NIGGERS” (La escuchamos en la novela “Diez Negritos”, también conocida como “…Y No Quedó Ninguno” y publicada en 1939)
 
 


La canción más polémica -ha costado, pero a fin alguien la subió a You tube, a ver cuanto dura- y a la vez famosa usada por Christie podemos oírla y sentirla como base principal de la trama en esta obra maestra de factura impecable conocida actualmente como “…Y No Quedó Ninguno”. Los diez negritos originales de la canción han sido sustituidos tanto en la letra de la canción como en la novela de Lady Agatha por indios y hasta soldaditos, porque ya se sabe que la corrección política prima en estos aciagos días. En cualquier caso es la canción más famosa de las usadas por Christie ya que estamos hablando de la obra más vendida de la autora. Un misterio de habitación cerrada y ambiente opresivo que ha sido mil veces imitado y nunca igualado. Y en el que los invitados a una isla van muriendo poco a poco igual que los 10 negritos de la canción original. En este ENLACE de la Wiki, podéis leer todas las letras de la rima a lo largo de los años, incluida la que dio título a la obra.
 
Y ahora una recomendación:

Publicado el segundo tomo hace un par de meses, la edición española de los dos volúmenes de “Los Cuadernos Secretos de Agatha Christie” esta ya completa y es obligatoria. Especialmente para fans de la autora inglesa, porque se analizan los setenta y tres cuadernos privados que Christie dejó a su muerte y que permanecían cogiendo polvo en la mansión que ahora habitan sus herederos.


Entre ellos no solo encontramos esquemas, resúmenes, listas de personajes y, en definitiva, el proceso creativo de la mayoría de sus obras –lo que lo hace a veces un poco árido para no iniciados, cierto es-, sino que se salpican con fotografías de los documentos, notas que aclaran algunos puntos biográficos relacionados con la época en que se redactaron las novelas y, de regalo, algunos relatos inéditos protagonizados por Poirot y Miss Marple que se habían quedado en el cajón de la señora Christie durmiendo el sueño de los justos. Y respecto al tema que ocupa esta entrada, tenemos un capítulo dedicado a las canciones de cuna en el que se habla de las novelas comentadas aquí y de algunas que me he dejado, además de otras canciones infantiles que Christie tenía apuntadas en sus notas y que nunca llegó a usar en ninguna obra.