Me encuentro
actualmente alternando los dos mega-packs que Latelier 13 dedicó a dos grandes del fantástico clásico. Un actor
soberbio e icónico, Lionel Atwill, y
otro actor… no tan soberbio pero igualmente icónico, Lon Chaney Jr. andan últimamente mezclados en mi cerebelo y sus
villanías fluyen de un lado a otro de mis hemisferios. Así que, vamos a hacer
crónica:
“CALLING DR. DEATH” (1943) De Reginald
Leborg
“Llamando al Dr.
Muerte” es la primera de las incursiones de la
Universal en el universo de misterio “weird”
de nombre “Inner Sanctum” y protagonizados por el limitadito pero siempre
entrañable Lon Chaney Jr. En una
trama de falsos culpables, hipnosis reveladoras y celos asesinos. El bajo
presupuesto –que le da un aire forzadamente teatral al asunto- en este caso no
es un aliciente, pues quitando un par de escenas de genuina atmósfera “B”, como los claroscuros de las
sesiones de hipnotismo y los asesinatos “en
off”, el tono es excesivamente soso a ratos. Y algunos actores son tan
chungos que parecen elegidos a conciencia para que Chaney Jr. resalte un poco
más interpretativamente. Y hablando de “en
off” la susurrante voz de la mente de Chaney
logra mantener la atención en momentos en los que la trillada trama
detectivesca no lo consigue. Y con un secundario de lujo (el único) como J. Carrol Naish, el mítico jorobado de “La
Zíngara y los Monstruos”, ¿Qué más se puede pedir? A destacar un par de
secuencias oníricas bastante chulas, como esa en la que una de las
protagonistas ve las paredes de una calle cerrándose sobre ella. El resto
flojo, pero con encanto.
“MURDERS IN THE ZOO”
(1933) De A. Edward Sutherland
Lo que comienza como
una especie de safari de pesadilla (ahí es nada que el primer plano del film
sea el malévolo personaje de Lionel
Atwill cosiéndole la boca a un infortunado que ha mirado con lujuria a su
mujer) deviene pesadilla urbana cuando este artero y celoso criminal se lleve
sus bestias selváticas a un zoo de la gran ciudad. Allí sigue con sus tejemanejes
para quitarse de en medio a los competidores, se encuentra con Randolph Scott –el John Wayne de la serie B- que esta vez no hace de vaquero sino de
un improbable toxicólogo, aguanta estoico las chorradas del comicastro infumable de
turno -el pasado de rosca Charlie
Ruggles- y, en definitiva, sonríe, acecha, maquina y aterroriza con un
simple levantamiento de ceja. El film es “pre-code”
así que la censura no había puesto sus garras aun sobre ella, por lo que
podemos disfrutar de cocodrilos devorando personas, piernas gangrenadas por
picaduras de mambas venenosas y cierta sordidez sexual en los diálogos de
Atwill. Su personaje es un monstruo con forma humana, mucho más peligroso que
las fieras que se ha traido del Congo y, por tanto, enormemente disfrutable. Al
igual que el film. Y si en la anterior peli teníamos a Naish de secundario de lujo, aquí tenemos a otro icono de la fantasía
“vintage” en la forma de Kathleen Burke, la inolvidable mujer
pantera de “La Isla de las Almas Perdidas”.
6 comentarios:
Qué le voy a decir... dos peliculones, a mí toda la serie Inner Sanctum me gusta (con la salvedad de Strange confession, muy flojita), pues policial weird con el aliciente añadido de tío Lon, del que soy fan irredento... Y Murders in the Zoo, magistral, especialmente algunas secuencias como el inolvidable comienzo o el banquete organizado en la casa de fieras...
EL ABUELITO
Conozco la serie "Inner Sanctum" de un ciclo en TV-3. Tiene un extraño y atractivo combinado de terror y misterio. De "Calling..." recuerdo especialmente unas escenas rodadas en cámara subjetiva muy raras para la época y que motivaron a Robert Montgomery rodar "La dama del lago".
Saludos. Borgo.
Mr. Wolfville, titulos encantadores que hacen que el espectador pase el mejor de los ratos. Saludos cordiales y una entrada doble muy gustosa.
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