Hoy visionado de un díptico dedicado al señor Boris Karloff, con dos títulos que en castellano componen una deliciosa aliteración y que suponen un gozo infinito. Dado que estas Matinees de mi blog podrían considerarse un homenaje a los programas dobles de El Abuelito, dedicada a él va la entrada de hoy.
LA HORA FATAL (1940) De William Nigh
Tercer misterio del Sr. Wong, el detective oriental que Karloff encarnó en varias y baratas entregas producidas por la entrañable Monogram. En esta ocasión, Wong se topa con una serie de asesinatos que tienen arranque el de uno de sus amigos en el cuerpo de policia. Tenemos los personajes recurrentes del eternamente cabreado inspector Street y la periodista metomentodo "Bobbie" Logan -una de las miles de clones de Lois Lane que pululaban por el cine de entonces- y una sucesión de testimonios que no se completan debido al disparo de turno y los turbios negocios de contrabando de joyas propios del puerto. A pesar de contar con un protagonista chino hay una frase espectacular por ahi: "Diamantes y Contrabando es igual a Oriental", que confirma que estamos inmersos en la época en que el peligro amarillo estaba en su apogeo. Por lo demás, el clásico estilo plomizo de la Monogram se mezcla con el carisma de Karloff y el eterno "whodunit" sorpresivo. Pura delicatessen para almas de serie B.
LA HORCA FATAL (1939) De Nick Grinde
De título original "The Man They Could Not Hang", esta producción de la Columbia raya a mucha más altura en resultados cinematográficos que la anterior cinta de misterio nipón. A pesar de ser una "cheapie" total -solo dos o tres escenarios... ¡Pero que bien aprovechados!- y de que su argumento es tipiquísimo (la venganza de un científico loco sobre los que le arrebataron su experimento y su vida), la interpretación de Karloff dignifica la propuesta. Con su papel lleno de matices consigue que un personaje supuestamente negativo acabe cayéndonos de maravilla y deseemos que consiga su objetivo. Con un subtexto sobre el poder de la ciencia siempre mermado por la estrechez de miras de la pacata sociedad, lo que empezó como una clásica historia de ciencia-ficción loca acaba convertida en un dignísimo "thriller" de suspense con ecos de tragedia griega. Desde luego que echamos de menos lo que gente como Tourneaur o Browning hubieran hecho con tal material, pero con la presencia del gran Boris nos basta. ¡Chapeau!
LA HORA FATAL (1940) De William Nigh
Tercer misterio del Sr. Wong, el detective oriental que Karloff encarnó en varias y baratas entregas producidas por la entrañable Monogram. En esta ocasión, Wong se topa con una serie de asesinatos que tienen arranque el de uno de sus amigos en el cuerpo de policia. Tenemos los personajes recurrentes del eternamente cabreado inspector Street y la periodista metomentodo "Bobbie" Logan -una de las miles de clones de Lois Lane que pululaban por el cine de entonces- y una sucesión de testimonios que no se completan debido al disparo de turno y los turbios negocios de contrabando de joyas propios del puerto. A pesar de contar con un protagonista chino hay una frase espectacular por ahi: "Diamantes y Contrabando es igual a Oriental", que confirma que estamos inmersos en la época en que el peligro amarillo estaba en su apogeo. Por lo demás, el clásico estilo plomizo de la Monogram se mezcla con el carisma de Karloff y el eterno "whodunit" sorpresivo. Pura delicatessen para almas de serie B.
LA HORCA FATAL (1939) De Nick Grinde
De título original "The Man They Could Not Hang", esta producción de la Columbia raya a mucha más altura en resultados cinematográficos que la anterior cinta de misterio nipón. A pesar de ser una "cheapie" total -solo dos o tres escenarios... ¡Pero que bien aprovechados!- y de que su argumento es tipiquísimo (la venganza de un científico loco sobre los que le arrebataron su experimento y su vida), la interpretación de Karloff dignifica la propuesta. Con su papel lleno de matices consigue que un personaje supuestamente negativo acabe cayéndonos de maravilla y deseemos que consiga su objetivo. Con un subtexto sobre el poder de la ciencia siempre mermado por la estrechez de miras de la pacata sociedad, lo que empezó como una clásica historia de ciencia-ficción loca acaba convertida en un dignísimo "thriller" de suspense con ecos de tragedia griega. Desde luego que echamos de menos lo que gente como Tourneaur o Browning hubieran hecho con tal material, pero con la presencia del gran Boris nos basta. ¡Chapeau!
6 comentarios:
No conozco ninguna de las dos. Tendría que retomar un poco el cine. Si gestionara mejor mi tiempo....
Ah, el tiempo. Ese bastardo... jejeje.
Jajaja, buenos títulos, aunque mucho mejor el segundo. ¡No he visto ninguna de las dos! Esto hay que corregirlo.
Vistas las dos, claro está, coincido en su valoración dela segunda y el inevitable amor que pese a todo despierta el Mr. Wong de turno... La de la Horca fatal la revisé hace poco y me gustó mucho más que cuando la vi por primera vez, cuando la editaron en VHS hace milenios... Modesta, agradable, con los asesinatos -¡ay!- sucediendo en off... pero protagonizada por Karloff haciendo de sabio loco: algo tan sacro que no admite réplica ni inconveniente alguno. Los fans somos así, qué le vamos a hacer...
Hace poco, las pasadas navidades, me vi la película protagonizada por Karloff que aquí reseñas (un buen regalo navideño, el pack de películas de Karloff como mad doctor en la Columbia).
La verdad es que me gustó bastante. Su actuación resulta convincente y efectiva, y en el momento en el que los personajes se convierten en sus "invitados", en el interior de su hogar, llega a palparse la tensión en el ambiente aún a día de hoy.
Un saludo.
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