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martes, 10 de enero de 2012

EL DESTRIPADOR EN LOS COMICS (Años 90)

Por casualidad estoy inmerso en una vorágine “ripperiana” que me está obligando a hacer extrañas asociaciones. Releyendo la etapa del gran Garth Ennis como guionista de “Hellblazer” –la serie protagonizada por el famoso John Constantine, creado por Alan Moore y que sufrió en cine merced a la sosa versión de Keanu Reeves- me hace gracia como todos los genios del comic inglés parecían pensar a la par en estos tiempos. Voy por el arco argumental llamado “Royal Blood”, que comenzó en el número 53 de la colección y que cuenta como Constantine se topa con una entidad demoniaca que no solo poseyó a Jack El Destripador a finales del XIX sino que ahora se ha introducido nada menos que en un miembro de la familia real para seguir su campaña de desmembramientos y canibalismo. Diversión asegurada, por supuesto.

Esta saga comenzó a publicarse concretamente en 1992. Lo curioso es que solo un año antes, Grant Morrison había presentado al mundo su versión moderna de “Kid Eternity”, el clásico superhéroe DC que en esta reinterpretación postmoderna le permitía al guionista inglés descargar todas sus obsesiones sobre la magia del caos. En esta miniserie Morrison también enfrentaba a su héroe contra una reencarnación moderna de Jack el Destripador, que al igual que en “Hellblazer” venía al mundo moderno poseyendo el cuerpo de un pobre incauto para hacer sus barrabasadas. Dudo mucho que Ennis se inspirara en esta historia de Morrison, puesto que aunque la publicación fue posterior, probablemente el arco estaba planeado desde al menos un año antes.

Y en ese mismo año en que las dos historias publicadas por Vértigo veían la luz o eran concebidas, el mago supremo Alan Moore comenzaba en la revista “Taboo” su soberbia “From Hell”; espectacular construcción y deconstrucción de los asesinatos del destripador desde un punto de vista aglutinador de personajes, perspectivas y erudición bibliográfica. Una obra que también tiene cabida en el especial asesinos de “La Caja de Pandora” que se presentó ayer aquí mismito. Pues bien, la saga de Ennis en “Hellblazer” también usa la teoría de la conspiración masónica para explicar los crímenes del destripador –con la identidad de William Gull como posible culpable-, pero lógicamente la intención es simplemente servir de fondo a una divertida historia de terror; para nada hablar de psico-geografía, política o sociología como Moore estaba haciendo en “From Hell” con carácter tan exhaustivo. De hecho Ennis cuela una divertida errata cuando pone en boca del demonio destripador que recuerda lo bien que se sintió a finales del XIX al extraer las tripas de Elizabeth Stride, cuando precisamente “Liz, la larga” Stride fue la única de las víctimas de Jack a la que éste no destripó.

Tres formas de ver un mito concebidas casi a la vez. Solo tres años antes se habían abierto al público los archivos de Scotland Yard sobre el caso, lo cual propició que la serie de la BBC protagonizada por Michael Caine se estrenara. Y solo un año después –justo cuando la saga de Ennis comienza a publicarse- aparece de la nada un supuesto diario firmado por el mismísimo Jack y que levantó una gran polémica sobre su autenticidad (más que dudosa). Todo ello prueba fehaciente de que primeros de los noventa fue una buena época para “ripperólogos”. Claro que… ¿Cuándo no lo ha sido?

4 comentarios:

Roswell dijo...

¡Ay, qué rica la línea Vertigo!

miquel zueras dijo...

Me gustó mucho "From Hell" aunque la teoría del médico de la corte no se sostenga demasiado, yo más bien creo que el pintor Sickert podría ser el mismísimo destripador. La relación con los francmasones tiene relación con la excelente película "Asesinato por decreto". Es curioso ver como un personaje como Jack el destripador no ha caído en el olvido a pesar de los años. Saludos. Borgo.

WOLFVILLE dijo...

La verdad es que la teoría Sickert para mi tampoco se sostiene demasiado. Leyendo el cutre-libro de la Cornwall al respecto, acabé más convencido de que no era el asesino que de lo contrario. ¡Y eso que el estudio iba enfocado a acusarle! Lo del medico real es otra chorrada, pero Moore a eso le importa poco. Más que la identidad lo que le interesaba era jugar en modo de ficción con el tema de un asesinato tan mítico. Y claro, Gull, la masonería, el gobierno, la corona, etc... dan mucho más juego como sospechosos a la hora de psicoanalizar un evento.

Saludos!!

Anónimo dijo...

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