Los que soléis dejaros caer por aquí habréis notado
que siento bastante apego por la estética steampunk,
y es que desde siempre he sido un enamorado de los engranajes, las válvulas
chorreantes de petroleo, los relojes llenos de tuercas y todo tipo de
cachivaches que echan humo. En ficción me pasa un poco lo mismo. ¿A quíen no le
gustan cosas como la “League Of
Extraordinary Gentlemen”, o personajes míticos del acervo victoriano como Spring Heeled Jack? Desgraciadamente en
literatura no encuentro tantos iconos modernos y posmodernos del estilo como debiera,
porque si bien los pioneros H.G. Wells
o Julio Verne –que no sabían nada de
lo que estaban ayudando a dar a luz- son incontestables, lo cierto es que no
siento el mismo fervor por los clásicos “popes”
del steampunk escrito, como por
ejemplo Tim Powers. Supongo que para
mi el asunto pasa por encontrar referencias en obras que en principio no tienen
que ver con ningún movimiento o filiación –no olvidemos que el steampunk ya es también una tribu
urbana, con su idiosincracia estética- y sentir algún tipo de pulsión
electromagnética cuando aparece un robot a vapor, un campanario desarticulado o
una locomotora guiada por autómatas.
Por eso es un goce absoluto esta recopilación que ha
reunido Felix J. Palma de autores
españoles metiendo el dedo en un género que para él es tan querido. El autor de
la estupenda “El Mapa del Tiempo” y
de la (para mi) decepcionante “El Mapa
del Cielo”, se saca de la manga una selección de alguno de los escritores
hispanos más en el candelero en la actualidad para rendir homenaje a todo un
género del que se oye hablar mucho pero se lee poco. ¡Chapeu! Aunque como
ocurre siempre en estos casos, se dan inclusiones que no solo no están a la
altura en calidad con el resto del libro… ¡Pero es que casi ni entran en la temática a veces!
Para algunos autores incluidos (me vienen a la mente los relatos de Care Santos y Andres Neuman), la marca steampunk
parece más una excusa para aparecer en el libro que un auténtico interés por
escribir algo del género en sí. Pues todos sabemos que este estilo es un
despiporre de ciencia loca, aventuras con sabor clásico, misterio
retro-futurista y diversión “pulp”; Pero algunos de los incluidos prefieren
dejarse llevar por un “gafapastismo” de
los 20 duros y realizar “algo” –no sabemos muy bien qué-, conectado debilmente
con el steampunk pero alejado de su
espíritu.
Asi pues, voy a quitarme lo malo de encima rápido. “Animales y Dioses” de Ignacio del Valle, es un pedante relato
de vampirismo de pocas páginas y que aun así se hace eterno. Mientras que “In a Glass Darkly” de Mariam Womak, a pesar de usar un
contexto tan atractivo –y ligado al steampunk-
como el de la feria circense, resulta igual de plomizo que el anterior y encima
con el triple de páginas. Entre ellos dos, destaca como soso –e igualmente
vanguardísta y aburrido- “Lapis
Infernalis” de Pilar Vera, que
al menos por comparación se eleva un poco ahí colocado. Y hablando de
colocación… no hay duda del ojo de Palma en el orden de los relatos incluidos.
Con esta “trilogía” de pretenciosidad abriendo la selección en lugar de
cerrándola, más de uno hubiera desistido de completar la lectura. El otro
cuento que me deja mal sabor de boca es “Farenheit.com”
del mencionado Andres Neuman, que
aunque tiene la virtud de la brevedad me resulta fuera de sitio, poco
interesante, algo sentimentaloide y encima colocado un poco con calzador.
Por suerte el resto de la propuesta si que es muy steampunk del que realmente nos gusta
disfrutar. Entre los cuentos en los que los robots, autómatas, androides
victorianos, etc… tienen su mayor protagonismo hay que destacar joyas como “Flux” en la que Fernando Royuela inserta un jugador de cartas robótico en la españa
carlista, en un cuento lleno de misterio y cierto toque perverso muy
entretenido. Igual de bueno es el de Care
Santos, que a pesar de hacer una especie de falso "manifiesto-protesta" sobre
la prostitución robótica antes que en contar una historia, está perfectamente
conseguido en su tono y detalles escabrosos como para ser disfrutable. El
estupendísimo y nunca lo suficientemente reivindicado Jose Maria Merino, vuelve a demostrar en “Prisa” sus tablas y pericia literaria con otra especie de protesta
ante el exceso tecnológico, pero tan bien desarrollada y repleta de sabor
clásico y carisma que no podemos más que quitarnos el sombrero. Al igual que el
de Santos, el cuento de Merino no es steampunk puro, pero ambos son totalmente bienvenidos. Al igual que
el atmosférico y soberbio “Dynevor Road”,
escrito por Luis Manuel Ruiz, una
pieza bastante larga sobre extraños experimentos científicos en el siglo XIX y
que tiene el sabor misterioso y desarrollo artístico de todo un Machen –salvando las distancias-. A
pesar de su oscuridad en algunos momentos, explorar los recovecos de este
relato lleno de personajes interesantes vale realmente la pena.
La pureza volvemos a recuperarla con dos piezas
referenciales y demenciales que responden al nombre de “El Arpa Eólica” y “Gringo
Clint”. En la primera, Oscar
Esquivias propone un misterio ambientado en un conservatorio de Paris -con
ecos de los Stevenson y Conan Doyle más despiadados- en el que el mismisimo compositor Hector Berlioz es el centro de una
trama que incluye instrumentos bizarros, robo de cadáveres y conciertos de
ultratumba para nuestro disfrute y esparcimiento. Mientrás que en el segundo, Fernando Marias nos regala un “spaguetti-steampunk-western” en el que
una mezcla entre Clint Eastwood y Robocop de primeros de siglo –un medio
cyborg/medio humano conectado neuronalmente a su diligencia- se mete en un
embrollo típico del oeste futurista que le llevará a profundas revelaciones
sobre sí mismo. Un placer absoluto y además son los dos primeros cuentos que
aparecen –“Un buen comienzo” que
diría El Santo de los Asesinos, otro
personaje muy Eastwood-, pero nada
que nos hiciera sospechar las dos verdaderas joyas de la corona, que vienen
luego.
Dos obras de arte escritas por Juan Jacinto Muñoz Rengel y Jose
Carlos Somoza, verdaderos ejemplos de steampunk
postmoderno y vanguardista –ese que me gustaría leer más a menudo en la época
actual- que no renuncia a la diversión, a los guiños literarios ni a la
diversión más descacharrante. “London
Gardens” de Rengel, con su
mezcla de ensayo científico, relato epístolar y cuento científico con profunda
influencia de la tormentosa relación Edison-Tesla,
tiene un lenguaje que no desentonaría en una obra victoriana genuina, además de
un relato filosófico sobre los avances tecnológicos –y como podrían ayudarnos a
descubrir vida en otros mundos- que deja un poso reflexivo que no elude el
placer literario, por supuesto.
Y auténtico placer para fans de la literatura
es el otro eslabón de este díptico que ocupa el número 1 en el podio de este
libro. En “That Way Madness Lies”, Somoza (un autor que conocía de oidas y
que voy a explorar gracias a este cuento), realiza un auténtico “tour de force”, que mezcla erudición
científica y literaria, fotografía del siglo XIX, una sutil perversión de los
cuentos de hadas mezcladas con una atmósfera que no desentonaría en un cuento
de Lovecraft, cameos de escritores
famosos -alguno de los cuales solo reconocerán los muy avezados en ficción
fantástica- y un final sorpresa que… ¡Maldita sea! a pesar de mi experiencia en
estas lides no ví venir. Obra maestra y una razón de peso para hacerse con el
libro.
En definitiva una buena opción para fans del género
–que admitan alguna que otra variación al mismo-, de la literatura fantásica
moderna en general y de los cada vez más numerosos y emergentes autores patrios
especialistas en ella. ¡Ah! Y para los neófitos en el steampunk, el prólogo del propio Felix J. Palma es una maravilla como introducción a este fascinante
mundillo.
5 comentarios:
Cuando leo tus artículos a veces me espanto de mi desconocimiento de las nuevas tendencias literarias, pero luego me consuela saber que lo más moderno es un juego de relectura de algunos clásicos. Entonces sonrío y pienso que puede que yo mismo tampoco esté tan pasado.
Un saludo
Completísima reseña, me has despertado el afán de posesión pese a que soy más bien merodeador de bibliotecas, y me da que me costará encontrarlo por ese lado. Cuánto mundo por explorar!
Voy a por ese libro del Steampunk que parece muy prometedor. Supongo que te gustará la película "Una invención diabólica" de Havel, todo un precursor del Steampunk. Saludos. Borgo.
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