Ayer se cumplieron 70 años desde que el doctor William Moulton Marston -también creador del polígrafo- dio al mundo a la heroina de DC Diana de Themiscyra, popularmente conocida como Wonder Woman, la mujer maravilla o Marvila en algunos paises sudamericanos (lo de las traducciones de los nombres de superhéroes en estas regiones da para todo un post aparte). Diana era una amazona guerrera pero con buenos sentimientos, configurada como una respuesta femenina al predominio de "mistery men" masculinos (con Batman y Superman como primeras figuras), con un traje de colores patrióticos y la noble misión de embajadora de la paz. El problema es que todos estos admirables valores suelen quedar eclipsados por la potente carga psico-sexual del personaje; no solo resulta ser una de las primeras féminas guerreras de la historia de los comics populares (y la primera dentro del género superheróico), sino que su insinuante atuendo, su origen y crianza en una isla poblada unicamente por mujeres hasta los dieciocho años y la constante imaginería sadomasoquista de todas aquellas primeras historias -sobre lo cual recomiendo este excelente estudio del señor Ausente - parecen alejar al personaje de ese supuesto tufillo infantil que se le quería dar en un principio.
Pero por supuesto no vamos a celebrar el cumpleaños de Wonder Woman contando la historia más convencional de nuestra querida Diana en esta barraca de bellas locuras. Antes bien preferimos concentrarnos en la etapa más bizarra, odiada y vilipendiada de la historia del personaje: Aquel extraño intervalo sesentero en el que la poderosa guerrera amazona hija de una diosa se convirtió en una espía karateka sin poderes con pintas de "mod". Eran tiempos complicados. Batman ya había sido relanzado con lo que se llamó el "New Look" (abandonando las historias en las que el hombre murciélago se enfrentaba a extraterrestres de colores y contaba con aliados tan lamentables como Batmito) y a la pobre "Wondie" le tocó el ir con los tiempos.
El éxito de las películas de James Bond y de shows televisivos de espionaje surrealista como "Los Vengadores" o "El Prisionero" fueron el caldo de cultivo que propició este curioso relanzamiento desde cero de un personaje que tenía sus caractéristicas bastante bien definidas hasta entonces. De un entorno de mitólogia clásica, con Hades, Zeus y Atenea como principales referentes -los cuales hacían contínuos "cameos"-, pasamos a sagas de conspiraciones gubernamentales con villanos que poseen a su servicio ejércitos de ninjas. De las habilidades sobrenaturales de la titular pasamos a una simple humana (con el nombre de su identidad secreta, Diana Prince) que vive en el mundo de los humanos, practica las artes marciales y viste a la moda -falditas sesenteras, chaquetas "mod y trajes blancos ajustados para las misiones de infiltración-. Su novio hasta entonces el piloto Steve Trevor al que conocío en Isla Paraíso, es quitado de enmedio de forma poco elegante. Y cuenta con la asistencia de un misterioso oriental que lleva el esotérico nombre de I Ching. Hay que añadir que el resto de las Amazonas habían desaparecido en otra dimensión -tras perder los poderes- y que la princesa Diana había preferido seguir viviendo en el mundo de los hombres, realizando las misiones antes mencionadas y gestionando nada menos que... ¡¡Una Boutique!!
Podemos estar seguros que el impacto para los lectores habituales del tebeo no debió ser suave. Y el caso es que los elegantes dibujos de Mike Sekowsky y los siempre entretenidos guiones de Denny O´Neil -un auténtico heredero del "pulp"- permiten pasar un buen rato al lector ocasional. Y no solo eso, sino que todo un clásico de la "sci-fi" literaria como Samuel R. Delany escribió un par de episodios de esta Wonder Woman psicodélica. Y por supuesto esta insólita etapa es obligada para coleccionistas de bizarrismos viñeteros como es mi caso, pero por desgracia este renovador y maravillosamente ridículo giro tenía los días contados, a pesar de lo cual duró la friolera de cinco años. El propio O´Neil reconoció años después que un cambio tan radical acabó alienando a los lectores, pero lo que nadie se esperaba es que el mazazo final a esta etapa vendría de la mano de la famosa feminista, escritora y activista política Gloria Steinem, que además de agitadora social y periodista de éxito, había tenido cierta relación con el mundo viñetero gracias a su asociación con el mítico Harvey Kurtzman.
En una reivindicación tan extraña como la propia etapa que la superheroína estaba viviendo, la señora Steinem proclamaba que ella había crecido con la Wonder Woman original a la que casi había llegado a considerar un modelo de conducta mientrás crecía y que, de alguna forma, el cambiarle el traje y quitarle los poderes le parecía una degradación de los valores intrínsecos del personaje. Su campaña fue tan agresiva que hasta desde dentro de la misma editorial se cobró sus frutos. La feminista tuvo la oportunidad de editar una revista de temática femenina -¿Qué otra temática iba a ser si no?- dentro de Warner Communications, que como muchos sabéis también posee los derechos de DC Entertainment, y no solo se encargó de poner a Diana con su traje original en la portada del primer número (bajo el epígrafe "Wonder Woman For President", por cierto) sino que se las ingenió para convencer al jefazo de DC Steve Ross para que publicara un libro que reuniera varias historias de la edad de oro del personaje y que ella introduciría con un extenso prólogo. ¡En una época en la que los tomos recopilatorios no existían! Veintitrés páginas de tocho introductorio en los que la escritoria reivindica su idea de Wonder Woman y aprovecha para dar una charla sobre mitología griega. ¿Era la recuperación de estos comics lo más importante o más bien se trataba de hacer una manifestación política, cultural o como quiera llamársela?
El caso es que el objetivo se cumplió, y el ametrallamiento mediático de la señora Steinem fue sin duda decisivo. Pero aun hubo más leña que echar al fuego de esta encantadora discordia. De hecho por aquel entonces (1974 para ser exactos) se rodó un piloto de serie televisiva en el que la amazona tenía un look opuesto al del tebeo clásico y la metían en tramas muy similares a las de la Diana "espía" que nos ocupa. No, no es la série mítica protagonizada por Linda Carter (me ha parecido oir algunos listillos levantando la voz clamando este erróneo dato) sino toda una rareza protagonizada por Cathy Lee Crosby, la cual, además de montar en moto y pelearse con palos al más puro estilo marcial, lucía de esta guisa:
¡Correcto! Se parece mucho más a la "Wondie" setentera que a la original.
Por supuesto este telefilm fue un fracaso. Casi inmediatamente se encargó una nueva serie en la que el personaje fuera clavadito al comic original y por tanto la actriz se cambió a la icónica señora Carter (¡ahora sí!) y la popularidad de esta Wonder Woman de rojo y azul, con su diadema, su lazo de la verdad y sus brazaletes no dejaba lugar a dudas: La Diana "Mod" tenía los días contados. La amazona en su número 203 volvió a su traje de toda la vida y con ella volvieron sus sospechosas amigas de la isla Paraíso, los dioses del panteón y la interacción con todo tipo de amenazas sobrenaturales. Para la historia quedan estos cinco años de kárate, psicodelia sesentera y personajes totalmente "fuera de personaje", que han inspirado no pocos homenajes modernos. Y para terminar, algunas viñetas en las que podréis ver a la anteriormente diosa de Themiscyra peleando con orientales y melenudos, alternando en su tienda de ropa "fashion" o probándose modelitos "chic" en la misma:
Pero por supuesto no vamos a celebrar el cumpleaños de Wonder Woman contando la historia más convencional de nuestra querida Diana en esta barraca de bellas locuras. Antes bien preferimos concentrarnos en la etapa más bizarra, odiada y vilipendiada de la historia del personaje: Aquel extraño intervalo sesentero en el que la poderosa guerrera amazona hija de una diosa se convirtió en una espía karateka sin poderes con pintas de "mod". Eran tiempos complicados. Batman ya había sido relanzado con lo que se llamó el "New Look" (abandonando las historias en las que el hombre murciélago se enfrentaba a extraterrestres de colores y contaba con aliados tan lamentables como Batmito) y a la pobre "Wondie" le tocó el ir con los tiempos.
El éxito de las películas de James Bond y de shows televisivos de espionaje surrealista como "Los Vengadores" o "El Prisionero" fueron el caldo de cultivo que propició este curioso relanzamiento desde cero de un personaje que tenía sus caractéristicas bastante bien definidas hasta entonces. De un entorno de mitólogia clásica, con Hades, Zeus y Atenea como principales referentes -los cuales hacían contínuos "cameos"-, pasamos a sagas de conspiraciones gubernamentales con villanos que poseen a su servicio ejércitos de ninjas. De las habilidades sobrenaturales de la titular pasamos a una simple humana (con el nombre de su identidad secreta, Diana Prince) que vive en el mundo de los humanos, practica las artes marciales y viste a la moda -falditas sesenteras, chaquetas "mod y trajes blancos ajustados para las misiones de infiltración-. Su novio hasta entonces el piloto Steve Trevor al que conocío en Isla Paraíso, es quitado de enmedio de forma poco elegante. Y cuenta con la asistencia de un misterioso oriental que lleva el esotérico nombre de I Ching. Hay que añadir que el resto de las Amazonas habían desaparecido en otra dimensión -tras perder los poderes- y que la princesa Diana había preferido seguir viviendo en el mundo de los hombres, realizando las misiones antes mencionadas y gestionando nada menos que... ¡¡Una Boutique!!
Podemos estar seguros que el impacto para los lectores habituales del tebeo no debió ser suave. Y el caso es que los elegantes dibujos de Mike Sekowsky y los siempre entretenidos guiones de Denny O´Neil -un auténtico heredero del "pulp"- permiten pasar un buen rato al lector ocasional. Y no solo eso, sino que todo un clásico de la "sci-fi" literaria como Samuel R. Delany escribió un par de episodios de esta Wonder Woman psicodélica. Y por supuesto esta insólita etapa es obligada para coleccionistas de bizarrismos viñeteros como es mi caso, pero por desgracia este renovador y maravillosamente ridículo giro tenía los días contados, a pesar de lo cual duró la friolera de cinco años. El propio O´Neil reconoció años después que un cambio tan radical acabó alienando a los lectores, pero lo que nadie se esperaba es que el mazazo final a esta etapa vendría de la mano de la famosa feminista, escritora y activista política Gloria Steinem, que además de agitadora social y periodista de éxito, había tenido cierta relación con el mundo viñetero gracias a su asociación con el mítico Harvey Kurtzman.
En una reivindicación tan extraña como la propia etapa que la superheroína estaba viviendo, la señora Steinem proclamaba que ella había crecido con la Wonder Woman original a la que casi había llegado a considerar un modelo de conducta mientrás crecía y que, de alguna forma, el cambiarle el traje y quitarle los poderes le parecía una degradación de los valores intrínsecos del personaje. Su campaña fue tan agresiva que hasta desde dentro de la misma editorial se cobró sus frutos. La feminista tuvo la oportunidad de editar una revista de temática femenina -¿Qué otra temática iba a ser si no?- dentro de Warner Communications, que como muchos sabéis también posee los derechos de DC Entertainment, y no solo se encargó de poner a Diana con su traje original en la portada del primer número (bajo el epígrafe "Wonder Woman For President", por cierto) sino que se las ingenió para convencer al jefazo de DC Steve Ross para que publicara un libro que reuniera varias historias de la edad de oro del personaje y que ella introduciría con un extenso prólogo. ¡En una época en la que los tomos recopilatorios no existían! Veintitrés páginas de tocho introductorio en los que la escritoria reivindica su idea de Wonder Woman y aprovecha para dar una charla sobre mitología griega. ¿Era la recuperación de estos comics lo más importante o más bien se trataba de hacer una manifestación política, cultural o como quiera llamársela?
El caso es que el objetivo se cumplió, y el ametrallamiento mediático de la señora Steinem fue sin duda decisivo. Pero aun hubo más leña que echar al fuego de esta encantadora discordia. De hecho por aquel entonces (1974 para ser exactos) se rodó un piloto de serie televisiva en el que la amazona tenía un look opuesto al del tebeo clásico y la metían en tramas muy similares a las de la Diana "espía" que nos ocupa. No, no es la série mítica protagonizada por Linda Carter (me ha parecido oir algunos listillos levantando la voz clamando este erróneo dato) sino toda una rareza protagonizada por Cathy Lee Crosby, la cual, además de montar en moto y pelearse con palos al más puro estilo marcial, lucía de esta guisa:
¡Correcto! Se parece mucho más a la "Wondie" setentera que a la original.
Por supuesto este telefilm fue un fracaso. Casi inmediatamente se encargó una nueva serie en la que el personaje fuera clavadito al comic original y por tanto la actriz se cambió a la icónica señora Carter (¡ahora sí!) y la popularidad de esta Wonder Woman de rojo y azul, con su diadema, su lazo de la verdad y sus brazaletes no dejaba lugar a dudas: La Diana "Mod" tenía los días contados. La amazona en su número 203 volvió a su traje de toda la vida y con ella volvieron sus sospechosas amigas de la isla Paraíso, los dioses del panteón y la interacción con todo tipo de amenazas sobrenaturales. Para la historia quedan estos cinco años de kárate, psicodelia sesentera y personajes totalmente "fuera de personaje", que han inspirado no pocos homenajes modernos. Y para terminar, algunas viñetas en las que podréis ver a la anteriormente diosa de Themiscyra peleando con orientales y melenudos, alternando en su tienda de ropa "fashion" o probándose modelitos "chic" en la misma:
3 comentarios:
¡Adoro a Wonder Woman! Ya sabía de esta época alocada y pop de nuestra heroína favorita, pero nunca he tenido la oportunidad de leer nada de ella. ¡Ojalá lo editen en uno de esos mega tomos recopilatorios que dedican a otros personajes requeteaburridos!
¡Gran idea! El caso es que ahora los derechos ya no los tiene Planeta, así que esperemos que los noveles de "El Catálogo del comic" se dediquen de vez en cuando a editar absurdeces deliciosas como esta.
Esta superwoman a quien me recuerda es a Mónica Randal disfrazada a medias de Catwoman. En cualquier caso, una pareja estupenda para el Capitán Marvel/ Shazam.
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