Es curioso eso de las
matemáticas del caos, la bizarra ciencia que intenta establecer patrones
simétricos entre eventos disconexos y aleatorios, hasta encontrar una especie
de unidad natural en cosas tan ajenas como el movimiento prensil de nuestros
pulgares hasta el vagar de las galaxias por el universo. Richard Matheson sabía mucho de ciencia extraña o, aun mejor, se la
inventaba. Él mismo dijo que todo el batiburrillo de pseudo-academicismo que
encontramos en “El Increible Hombre
Menguante” no eran más que tonterías sin sentido.
Sin embargo, un
verdadero creador es el que consigue hacernos verosímil a los legos conceptos
marcianos como el de la posibilidad neutrónica y cuántica de que un hombre
pueda reducirse al tamaño de un átomo. Para ello comenzó a escribir la historia
de este ser genial pero que decide experimentar consigo mismo, y desarrolló el
proceso de forma tan creíble que cualquiera de nosotros, que ni somos
científicos y además nos seguimos durmiendo ante cualquier tabla de números, podríamos
creer que tan estrambótica transformación era posible. Y un verdadero creador
–y un contador de historias nato- es también el que, como le pasó a Matheson, se da cuenta de que el
planteamiento de su novela (sigo hablando de “El Increible Hombre Menguante”) tiene un comienzo más lento y
árido, debido a esa explicación científica que lleva a Scott Carey a poner en marcha su experimento. Así que Matheson decide comenzar la historia “in medias res”, con Carey ya reducido y enfrentándose a
todos los peligros cotidianos que esconde su antes apacible sótano. De ahí, en
sucesivos y –por ende- cada vez más interesantes “flashbacks” llegamos poco a poco a entender como este hombre ha
podido acabar siendo perseguido por su ahora gigantesco gato, entre otras
muestras terroríficas de cotidianeidad. A esto se le llama ser un narrador de
altura.
"Legend Of Hellhouse" (1973) |
Yo mismo confieso que
en mi adolescencia sufrí en mis carnes eso de la “matemática del caos” gracias a Richard Matheson, porque de repente comencé a darme cuenta de que
casi todo estaba unido a él y a su prosa memorable. Mis primeros escarceos con
el maestro fueron todos cinematográficos, empezando por la genial “Leyenda de la Mansión del Infierno”
-que yo vi antes que “The Haunting”,
así que sigo prefiriendo la incursión “mathesiana”
en las casas encantadas, pese a que la obra maestra de Shirley Harrison y Robert
Wise estaba primero-, posteriormente leí el libro y me di cuenta de que la
película no tenía nada que envidiar a la obra original, pues era tremendamente
fiel y algunas cosas incluso funcionaban mejor en el film gracias a una mayor
capacidad de sugerencia. Pero claro… el guion de la película también era de Matheson, así que todo quedaba en casa.
Descubrí la película en un “revival”
noventero de “Mis Terrores Favoritos”,
el ciclo que programaba el nunca lo suficientemente reivindicado Narciso Ibañez Serrador. Y de hecho su
introducción al film fue sin duda mi primer acercamiento a la figura de ese
oscuro escritor y guionista que parecía haber metido mano en tantas cosas.
Porque esto solo fue el principio.
De buenas a primeras
todo parecía estar conectado –como en la teoría del caos-: ¿Ese peliculón –o
telefilmón- de Spielberg del que no
había oído hablar en mi vida sobre un camión asesino que persigue a un hombre
corriente también estaba basado en un cuento de Matheson? (este lo descubrí en el programa de José Luis Garci, ese hombre…) Y ya escarbando me encontraba con sincronías
a cada momento. Espera… ¿El mejor relato de la versión cinematográfica de “Twilight Zone”, ese del avión, el
pasajero nervioso y el monstruo en el ala también es suyo? Y ya que estábamos…
¿Tantas y tantas historia de la original “Dimensión
Desconocida” que yo devoraba en las autonómicas desde los doce años o así,
también eran de su propia pluma o adaptaban relatos suyos? Y también descubría
hace poco que los monólogos de Rod
Serling al principio y al final de cada episodio también eran suyos. Y eso
que, en mi opinión, Serling era un
buenísimo escritor. En fin, el mundo se empequeñecía. De repente todas las
historias que me emocionaban, todas las películas, series, historias cortas,
libros… de hecho todo el género fantástico en sí, parecía un parque temático
expresamente construido para que Matheson
se divirtiera con él. O aun mejor, un parque levantado por él a golpe de
máquina de escribir y con unas puertas llenas de telarañas que se nos abrían a
nosotros, expectantes mortales y buscadores de emociones fuertes, para que
comenzáramos el viaje de nuestras vidas.
Barbara Steele en "El Péndulo de la Muerte" (1961) |
Pero un momento… ¿Las
películas de Roger Corman sobre Poe también? Eso si que no lo vi venir.
Resulta que los guiones de aquellas gloriosas películas de maravillosa serie B que también formaron parte de mi
infancia eran suyos. ¡Y qué forma de adaptar lo inadaptable! Matheson agarró unos cuentos que a
veces apenas tenían argumento –debido al desarrollo onírico-poético del estilo
de Poe- y los travistió en
melodramones góticos llenos de horror, diversión y suspense a prueba de bomba.
Y encima respetando los toques psicológicos y malsanos que ya se encontraban en
las “Narraciones Extraordinarias”,
enriqueciéndolos con pura trama envenenada y un sanísimo espíritu “pulp”, todo ello personificado por la
presencia y manierismos de Vincent Price.
También metió mano al mundo de Dennis
Wheatley en la adaptación de la Hammer
de “The Devil Rides Out”. Y ya volviendo
a la televisión su aportación no se queda solo en “Twilight Zone” –con la que ya se podría haber retirado por la
puerta grande- sino que también escribió uno de los episodios más recordados de
la serie clásica de “Star Trek”, “El Enemigo Interior”, que deja a las claras
la obsesión de Gene Roddenberry por
seleccionar solo a los mejores escritores de ciencia-ficción de la época para
las aventuras de Kirk y Spock, ya que otros escribas al mando
del Enterprise fueron Harlan Ellison, Robert Bloch o Theodore
Sturgeon. ¿Y que decir de “Kolchack,
The Night Stalker”? Las aventuras de este periodista devenido en detective
psíquico comenzaron su andadura televisiva de la mano de dos telefilms escritos
por Matheson y después dieron lugar
a una serie genial que solo duró una temporada. El primero de los films, el
vampírico “The Night Stalker”, acaba
de ser recuperado recientemente en DVD con un título estúpido –lo vi el otro
día en la Fnac y, honestamente, ni recuerdo que nombre le habían puesto-, pero
para mi el mejor es el segundo “The Night
Strangler” en el que Matheson ya
no adaptaba una historia ajena y pisa el motor del acelerador con una historia
llena de originalidad y terror puro.
Tenía que haber más,
así que conociendo la faceta como escritor de prosa de Matheson –la primera y
más importante-, seguí explorando hasta conseguir leerme mi primera novela
suya. Rebusqué por todas las librerías de mi ciudad hasta toparme con “Soy Leyenda” y creo que estaréis de
acuerdo en que no pude empezar mejor. El angustioso relato de la guerra privada
de Robert Neville contra unos
vampiros post-nucleares era una metáfora de cientos de emociones que cualquiera
puede experimentar a diario: el aislamiento, la lucha inútil, el miedo a lo
diferente, el miedo a ser diferente...
todo con una narrativa implacable que es el punto intermedio perfecto entre la
ciencia-ficción clásica y el horror moderno, sin aditivos ni concesiones. Uno
puede llegar a vivir encerrado en ese libro, igual que Neville en su casa. Por cierto que Matheson también adaptó esta joya para el cine, en la estupenda “El Último Hombre Sobre la Tierra”
curiosamente también con Vincent Price
en el papel principal. Las otras dos adaptaciones son bastante olvidables,
desde la, a pesar de todo casposa y entrañable “Omega Man”, hasta la espantosa horrendez homónima con Will Smith, o como pervertir de forma
absurda y conservadora una idea revolucionaria, a pesar de que estamos comparando
un libro de 1954 y una superproducción de 2007. Sus cuentos también merecen un
trono en la historia del terror y la sci-fi
más perdurables, pero el espacio ya se me esta acabando (cuando hablo de Matheson meto la directa y se me va el
santo al cielo), así que comentaré brevemente sus dos grandes recopilaciones
que aun pueden ser encontradas en castellano: el monumental “Pesadilla a 20.000
pies y otros relatos insólitos y terroríficos” que es prácticamente la biblia
de su narrativa breve. A pesar de faltar algún cuento mítico –como el
imprescindible “Nacido de Hombre y de
Mujer”-, la selección que encontramos aquí es de aupa, incluyendo relatos
clásicos y más modernos del maestro. No falta por supuesto el que le da título –que
es la desasosegante historia antes mencionada del ala de avión ocupada-, ni
incursiones en el vampirismo de tipo psíquico –“Vestido
de Seda Blanco”, una obra de arte que pone los pelos de punta- o el relato
fantasmal –“La Casa Slaughter”,
pieza de corte en principio clásico y que deviene postmoderna con su
espeluznante desarrollo-, además de muchas otras obritas en las que prima el
espanto mezclado con el humor y algunas notas sociales que no suelen faltar en
sus escritos. De todo ello también encontramos cumplida representación en su otra
antología capital en castellano y de la que ya os hablé por aqui: “Las Playas del Espacio”.
William Shatner en la adaptación de "Nightmare at 20.000 Feet" en "Dimensión Desconocida" (1963) |
En fin, me da rabia
recordar esto ahora que Matheson nos
ha dejado esta semana, pero hace un año también se marchó Ray Bradbury y en el correspondiente homenaje hice un desafortunado comentario sobre que por
desgracia Matheson también estaba ya
muy mayor. Y justo un año después ocurre… Bueno. ¿Vale la pena ahondar en el
asunto más allá de un Descanse en Paz? Sigue habiendo gran cantidad de obras de
Matheson por leer, películas por ver
y maravillas por descubrir gracias a su fecundidad. “Nada acaba nunca…” como decía Ozymandias.
Así que yo me dedicaré a seguir explorando su ingente legado –intentando unificar
ese “corpus” inabarcable cuyas infinitas
ondas concéntricas comencé a atisbar cuando era un adolescente-; Y mientras tanto, él
probablemente se dedicará a dar paseos junto a Bradbury, allá donde estén, y hablarán sobre la vida, la muerte, el
espacio, la belleza, el miedo y la tristeza de la fantasía. Y de como todo esta
conectado.
14 comentarios:
Señor Wolfville, comparto todo lo que has dicho porque yo también fui descubriendo al gran Matheson de manera gradual. Supongo que la primera vez y sin saberlo, fue en Twilight zone ¿o fue "El diablo sobre ruedas"?. El caso es ya no he podido dejar de admirarlo. "Soy leyenda" una de mis preferidas, pero "El increible hombre menguante" con una versión cinematográfica que sigue siendo insuperable me dice mucho.
Lo has llenado todo de Matheson y todo ello bueno. Es un gran homenaje.
Por cierto por mi casa ronda también otra buena selección titulada "El tercero a partir del sol". Hora ya de que se reediten sus relatos en condiciones.
Un saludo.
Tienes mucha razón en tu última frase (la de "Un saludo" no, la de antes XDDD) y resulta que la editorial Gigamesh estaba a puntito de comenzar la labor de publicar los cuentos de Matheson al completo. Aquí esta la prueba:
http://tienda.cyberdark.net/nacido-de-hombre-y-mujer-y-otras-historias-espeluznantes-cuentos-fantasticos-1-n11510.html
Muy lamentablemente esta editorial ha encontrado un filón en la publicación de la saga de "Juego de Tronos", que es practicamente lo único que publican ahora (incluyendo ediciones relacionadas con la serie, libros de ilustraciones, etc...) así que esta joya nunca llegó a salir y, visto lo visto, parece que la han arrinconado definitivamente.
Una enorme pena.
Grande entre los grandes, creo que todo aficionado a esto del horror y la Sci-Fi,o al menos, quien se precie de serlo, debe reconocer la terrible pérdida que supone la desaparición de este Maestro. Mi gran debilidad en esto de la Ciencia-Ficción junto con los relatos breves que escribió Fredric Brown. Pero además, como dices, Matheson sembró en los campos del cine y la TV. Absolutamente genial. Modesto pero gran homenaje el que le tributas. Me uno a él. Saludos.
Mr. Wolfville, Que en Paz Descanse. Se ha ido otro de los grandes. Muy completo y muy bueno su homenaje. Celebro que haya regresado. Saludos.
Qué grande era Matheson. El 5 del pasado agosto publiqué en mi blog la entrada "¿Terminaremos como los lemmings?" con su estupendo relato corto LEMMINGS, una obra maestra.
Saludos y un gran post-homenaje. Borgo.
Por cierto señor Zueras que me encanta su portada para "Soy Leyenda".
Ay, no sabíamos que había colaborado con la Hammer ni que las adaptaciones de Poe que hizo Corman(que, en la mayoría de las ocasiones, no tenían nada que ver) eran suyas. Una auténtica pena que se haya ido. Por cierto, también murió hace relativamente James Herbert. Malos tiempos para el mundo paranormal :(
¡No sabía lo de Herbert! Un auténtico currante del horror. Lo dicho, malos tiempos.
Que buena entrada. Me entero gracias a ti del fallecimiento de Matheson. Yo tuve un ciclo de sorpresas con este autor similar al que tu describes. Yo comencé con "Soy Leyenda", de la que disfruté hasta morderme los nudillos. Luego empecé a tirar de la manta y ver las muchas cosas de Mathesosn que conocía sin saberlo. "Soy leyenda" sigue siendo mi favorita, a pesar de que Will Smith hizo lo que pude para hacerme aborrecerla. Un gran escritor y una obra sorprendente.
Saludos.,
¡Gracias, Mr. Wolfville! Sobre la última de Superman ya no entro porque no la he visto y viendo los comentarios de la blogosfera no me quedan muchas ganas.
Saludos. Borgo.
Hace usted más que bien, amigo Zueras :(
Yo también estuve en ese momento en que te preguntas, pero ¿esta también es de Matheson? Y te das cuenta de que te encanta este escritor porque muchísimas de las historias que te fascinan son obra suya :)
Así, el 1 de febrero le rindo un homenaje en Barcelona, por si te pilla cerca y quieres asistir:
http://www.noemirisco.me/p/tertulias.html
Saludos.
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