¡Duros tiempos vivieron los valerosos escritores de la vanguardia de primeros de siglo! Una cosa es escribir cada uno lo que le saliera de las narices -cosa perfectamente lícita- y otra que tus contemporáneos tuvieran que reirte las gracias. Pero es que los escritores experimentales no se aguantaban ni entre ellos. Como muestra un botón. Virginia Woolf hablando del "Ulises" de James Joyce:
"...me he sentido inquieta, aburrida, irritada y desilusionada como con un estudiante repugnante que se estuviera tocando los granos. ¡Y Tom, el gran Tom, piensa que se puede comparar con "Guerra y Paz"! Me parece un libro grosero, inculto (...) Creo que es un fallo. Tiene genio, sin duda. Pero de segunda fila. El libro es difuso. Salobre. Pretencioso".
Y esto viene de la misma señora que escribió "La Señora Dalloway", "Las Olas" y "Los Años", que tampoco es que sean el "John Carter" de Burroughs precisamente. El caso es que los Woolf (editores) rechazaron el "Ulises" para su posible publicación -igual que practicamente el resto de editoriales del mundo-, hasta que finalmente la libreria "Shakespeare and Co.", francesa, le echó narices al asunto (los europeos siempre tan gafapastas) y sacaron al mundo la primera edición del dichoso tocho. Pero esto no sería el fin de los infortunios del díscolo irlandés.
Y es que si ya los vanguardistas estaban a la gresca entre ellos, ¿Que no ocurrirá cuando uno de ellos choca con un escritor tradicional? Uno de esos que comprende que a veces un lector necesita desconectar de los problemas estudiantiles, laborales o sentimentales con una ráfaga de diversión, aventura, misterio o simplemente entretenimiento -sea este más o menos profundo, filosófico o moral-, y de nombre H.G. Wells, por más señas, autor de algunas obras maestras de la literatura como "La Máquina del Tiempo", "El Hombre Invisible", blah, blah... un gigante, un autor sobrehumano que escribía tan condenadamente bien que daba hasta un cierto asco.
Así que imaginemos a tan eminente caballero recibiendo una misiva de un James Joyce en la que pide ayuda económica para poder terminar su obra magna de entonces: el ilegible, incomprensible, intraducible e insoportable "Finnegans´ Wake". Y aqui, transcrita para vuestro deleite, está la respuesta de Wells. Una obra maestra del como putear con sorna y desprecio a tu incauto corresponsal, sin perder en ningún momento la flema ni las buenas maneras:
"Mi querido Joyce,
He estado estudiando su obra y pensando en Ud. durante mucho tiempo. El resultado es que creo que no puedo hacer nada para dar a conocer su trabajo. Respeto enormemente su talento desde sus primeros libros y ahora siento una gran simpatía por Ud. pero creo que Ud. y yo nos encontramos empeñados en tareas muy distintas. Su educación ha sido irlandesa, católica, insurgente; la mia ha sido científica, constructiva y, supongo yo, inglesa. Mi estructura mental presupone un mundo en que es posible un gran proceso unificador y de concentración (Un aumento de poder y una ampliación de perspectivas, posibilitadas por la economía y la
concentración de fuerzas).Un progreso, no necesariamente inevitable, pero si interesante y posible. Ud., sin embargo, empezó católico, es decir empezó con un sistema de valores opuesto a la realidad. Su existencia mental está obsesionada con un monstruoso sistema de contradicciones, Ud. puede creer en la castidad, la pureza, en un Dios personal, y esa es la razón de que siempre esté explotando en gritos de coño, mierda e infierno. Como yo no creo en esas cosas excepto como valores muy personales, mi mente nunca se ha visto sobresaltada o escandalizada hasta tener que protestar/gritar por la existencia de retretes y compresas higiénicas, como tampoco por desgracias inmerecidas. Y mientras Ud. fue educado bajo el engaño de la supresión política, yo fui educado bajo el engaño de la responsabilidad política. A Ud. le parece justo y bello el desafio y la ruptura. A mi en absoluto.
Y ahora por lo que concierne a ese experimento literario suyo. Es algo considerable y en su abigarrada composición muestra un poderoso genio para la expresión, un talento que, sin embargo ha escapado a la disciplina. Pero no creo que llegue a ninguna parte. Ud. ha dado la espalda al hombre ordinario, a sus necesidades elementales, a su tiempo y a su inteligencia limitada y se ha puesto a elucubrar. ¿Cual es el resultado? Grandes adivinanzas. Sus dos últimos libros han sido más divertidos de escribir de lo que nunca serán de leer. Yo, por ejemplo, soy un típico lector común. ¿Me gusta mucho su obra? (¿Derivo placer de la misma?). No. ¿Siento que estoy accediendo a algo nuevo e instructivo como lo siento cuando leo la horrenda traducción de Anrep del libro de Paulov sobre los reflejos condicionados? No. Y me pregunto consecuentemente, ¿quien coño es este Joyce para exigirme tantas horas de vigilia de las pocas que me quedan por vivir para poder lograr una apreciación cabal de sus ingeniosidades, fantasías y peculiaridades narrativas?
Un esquema orientativo del "Finnegans Wake". ¿A que ahora lo veis mucho más claro?
Esto es todo lo que tengo que decir al respecto. Quizás sea Ud. quien tenga razón y no yo. Su trabajo es un experimento extraordinario y haría lo que fuera por evitar que fuera interrumpido o restringido. Tiene sus partidarios y sus seguidores. Que ellos se gocen con él. Para mi es un punto muerto.
Mi mejores y más cálidos deseos para usted, Joyce. Yo ya no puedo seguir su bandera como Ud. no puede seguir la mía, pero el mundo es ancho y hay sitio suficiente para que los dos nos equivoquemos en él.
Suyo,
H.G. Wells."
¡Puntazo! Y es que, lo dicho, no es fácil ser un vanguardista.
"...me he sentido inquieta, aburrida, irritada y desilusionada como con un estudiante repugnante que se estuviera tocando los granos. ¡Y Tom, el gran Tom, piensa que se puede comparar con "Guerra y Paz"! Me parece un libro grosero, inculto (...) Creo que es un fallo. Tiene genio, sin duda. Pero de segunda fila. El libro es difuso. Salobre. Pretencioso".
Y esto viene de la misma señora que escribió "La Señora Dalloway", "Las Olas" y "Los Años", que tampoco es que sean el "John Carter" de Burroughs precisamente. El caso es que los Woolf (editores) rechazaron el "Ulises" para su posible publicación -igual que practicamente el resto de editoriales del mundo-, hasta que finalmente la libreria "Shakespeare and Co.", francesa, le echó narices al asunto (los europeos siempre tan gafapastas) y sacaron al mundo la primera edición del dichoso tocho. Pero esto no sería el fin de los infortunios del díscolo irlandés.
Y es que si ya los vanguardistas estaban a la gresca entre ellos, ¿Que no ocurrirá cuando uno de ellos choca con un escritor tradicional? Uno de esos que comprende que a veces un lector necesita desconectar de los problemas estudiantiles, laborales o sentimentales con una ráfaga de diversión, aventura, misterio o simplemente entretenimiento -sea este más o menos profundo, filosófico o moral-, y de nombre H.G. Wells, por más señas, autor de algunas obras maestras de la literatura como "La Máquina del Tiempo", "El Hombre Invisible", blah, blah... un gigante, un autor sobrehumano que escribía tan condenadamente bien que daba hasta un cierto asco.
Así que imaginemos a tan eminente caballero recibiendo una misiva de un James Joyce en la que pide ayuda económica para poder terminar su obra magna de entonces: el ilegible, incomprensible, intraducible e insoportable "Finnegans´ Wake". Y aqui, transcrita para vuestro deleite, está la respuesta de Wells. Una obra maestra del como putear con sorna y desprecio a tu incauto corresponsal, sin perder en ningún momento la flema ni las buenas maneras:
"Mi querido Joyce,
He estado estudiando su obra y pensando en Ud. durante mucho tiempo. El resultado es que creo que no puedo hacer nada para dar a conocer su trabajo. Respeto enormemente su talento desde sus primeros libros y ahora siento una gran simpatía por Ud. pero creo que Ud. y yo nos encontramos empeñados en tareas muy distintas. Su educación ha sido irlandesa, católica, insurgente; la mia ha sido científica, constructiva y, supongo yo, inglesa. Mi estructura mental presupone un mundo en que es posible un gran proceso unificador y de concentración (Un aumento de poder y una ampliación de perspectivas, posibilitadas por la economía y la
concentración de fuerzas).Un progreso, no necesariamente inevitable, pero si interesante y posible. Ud., sin embargo, empezó católico, es decir empezó con un sistema de valores opuesto a la realidad. Su existencia mental está obsesionada con un monstruoso sistema de contradicciones, Ud. puede creer en la castidad, la pureza, en un Dios personal, y esa es la razón de que siempre esté explotando en gritos de coño, mierda e infierno. Como yo no creo en esas cosas excepto como valores muy personales, mi mente nunca se ha visto sobresaltada o escandalizada hasta tener que protestar/gritar por la existencia de retretes y compresas higiénicas, como tampoco por desgracias inmerecidas. Y mientras Ud. fue educado bajo el engaño de la supresión política, yo fui educado bajo el engaño de la responsabilidad política. A Ud. le parece justo y bello el desafio y la ruptura. A mi en absoluto.
Y ahora por lo que concierne a ese experimento literario suyo. Es algo considerable y en su abigarrada composición muestra un poderoso genio para la expresión, un talento que, sin embargo ha escapado a la disciplina. Pero no creo que llegue a ninguna parte. Ud. ha dado la espalda al hombre ordinario, a sus necesidades elementales, a su tiempo y a su inteligencia limitada y se ha puesto a elucubrar. ¿Cual es el resultado? Grandes adivinanzas. Sus dos últimos libros han sido más divertidos de escribir de lo que nunca serán de leer. Yo, por ejemplo, soy un típico lector común. ¿Me gusta mucho su obra? (¿Derivo placer de la misma?). No. ¿Siento que estoy accediendo a algo nuevo e instructivo como lo siento cuando leo la horrenda traducción de Anrep del libro de Paulov sobre los reflejos condicionados? No. Y me pregunto consecuentemente, ¿quien coño es este Joyce para exigirme tantas horas de vigilia de las pocas que me quedan por vivir para poder lograr una apreciación cabal de sus ingeniosidades, fantasías y peculiaridades narrativas?
Un esquema orientativo del "Finnegans Wake". ¿A que ahora lo veis mucho más claro?
Esto es todo lo que tengo que decir al respecto. Quizás sea Ud. quien tenga razón y no yo. Su trabajo es un experimento extraordinario y haría lo que fuera por evitar que fuera interrumpido o restringido. Tiene sus partidarios y sus seguidores. Que ellos se gocen con él. Para mi es un punto muerto.
Mi mejores y más cálidos deseos para usted, Joyce. Yo ya no puedo seguir su bandera como Ud. no puede seguir la mía, pero el mundo es ancho y hay sitio suficiente para que los dos nos equivoquemos en él.
Suyo,
H.G. Wells."
¡Puntazo! Y es que, lo dicho, no es fácil ser un vanguardista.
P.D: La carta se puede encontrar en el libro "James Joyce" de Richard Ellman (Oxford, 1959). Las traducciones de los textos han sido extraidas del la edición de Cátedra Letras Universales de "La Señora Dalloway", traducción de Mariano Baselga.
5 comentarios:
"Sus dos últimos libros han sido más divertidos de escribir de lo que nunca serán de leer": lo suscribo cien por cien. Nunca he podido soportar tanta vanguardia y tanta deconstrucción... y aguantar todos los pensamientos de un señor a veinticuatro horas no me interesa en absoluto... Qué gran reflexión la del genio -menospreciado hoy- Wells acerca de la pedantería católica del encumbrado Joyce...
Gran verdad, Abuelito, gran verdad. Menos mal que queda gente de bien que no se traga tanto gafapastismo mal entendido y prefiere pasar la tarde montado en la máquina de del tiempo o esquivando mutantes en la isla del Dr. Moureau.
Un saludo.
Jajajaja, desconocía esta magistral carta del inmenso Wells. Claro, me gusta más aún porque Joyce me deja más frío que salir descalzo al patio de mi casa en pleno invierno. "Dublineses" se me antoja sobrevalorado, y es verdad que "Los muertos" es un buen cuento, pero en fin, que había otros trece o catorce en ese libro (no recuerdo ahora). "Giacomo Joyce" es una chorradilla que se olvida antes de que se termine de leer. Eso sí, del "Retrato de un artista adolescente" jamás olvidaré las páginas en que un cura describe el infierno: era verdad que lo describían así, con esa crueldad y ese gusto por la maldad. Pero es lo único que recuerdo, y yo era un adolescente seudovanguardista que acababa de abandonar un colegio de curas: un gilipollas, vamos. Y encima ni me atreví con el "Ulises", vaya flojo. Y me dejo de pedanterías joyceanas, que como se levante de su tumba Wells me va a dar un par de ñoños que me van a dejar más tieso que el palo de una escoba, jaja.
Jajaja, sin duda señor Llosef. Su comentario, temores y experiencias eran la guinda que faltaba para redondear este post. Yo también he pasado rachas vanguardistas a tope -para mi verguenza las sigo pasando- y no hay duda de que Joyce es interesantísimo como personaje biografiado. En cuanto al "Ulises" digo lo mismo. ¡Que pereza!
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