ARCHIVOS EXPIATORIOS: Ración del periodista belga creado por Hergé. Recuperamos un comentario sobre "Las Aventuras de Tintin" ahora que se editado en DVD y Blue-Ray, y aprovechamos para comentar los últimos movimientos para intentar prohibir el ¿xenófobo? tebeo "Tintin En El Congo" (Publicado como tomo unitario en 1946).
Steven Spielberg sale de su retiro cinematográfico en el que lleva inmerso ya unos cuantos años –algo lógico tras la tibia acogida que recibió su cuarto y, esperemos, último Indiana Jones- para cumplir al fin uno de sus sueños más acariciados desde los años ochenta, mientras nos regalaba algunas de las mejores y más recordadas películas de la historia: Llevar a la gran pantalla las historias de su admirado Tintin, el mítico personaje de comic creado por el belga Hergé. Tras asociarse en las tareas de producción con Peter Jackson, sin duda el realizador más famoso y valorado a mediados de 2000 por su trilogía de “El Señor de los Anillos” y hoy en franca decadencia tras dos proyectos cinematográficos fracasados tanto en crítica como en público, el legendario director americano encontró la suficiente confianza y financiación para llevar al personaje al cine. Una tarea complicada por dos razones: la primera, por elegir la técnica de animación en captura de movimiento, con todos los quebraderos de cabeza que conlleva esta forma de hacer cine, y la segunda por la escasa popularidad de Tintin en los Estados Unidos.
En cuestiones de adaptación los “tintinófilos” no encontrarán demasiada queja. A pesar de fundir en una sola tres historias distintas del personaje y hacer importantes modificaciones en los argumentos de las mismas, se puede decir que la versión cinematográfica conserva todos los atributos que hicieron grande al Tintin del tebeo. Tenemos humor para todas las edades, situaciones de peligro propias del “pulp” (no en vano Spielberg aprovecha estos elementos para aportar algo del toque “Indiana Jones”, que parece que le sale solo) y una alegría “naif” propia de las historias clásicas del comic que no dejan respiro ni permiten el aburrimiento en ningún momento. El guión en el que colabora el gran Steven Moffatt –que lleva años haciendo historia en la BBC con sus geniales versiones del “Dr. Who” y de “Sherlock Holmes”- respeta muchos de los elementos de ironía y comedia socarrona que tenían los cuadernos originales, a pesar de que la mezcla de historias acaba pasándole factura a ciertas escenas algo fuera de lugar; como la sorpresiva aparición de la famosa cantante Castafiore, por poner un ejemplo. Un bonito detalle para fans, pero que no viene demasiado a cuento, la verdad.
Es una verdadera pena que todo se haya quedado en esa fiel superficie, porque la historia no va mucho más allá de su planteamiento de diversión intrascendente. Los comics de Hergé casi siempre incluían alguna nota agridulce o ciertos mensajes de cierto calado –incluyendo crítica social- pero que en “Las Aventuras de Tintin” han sido dados de lado en mor del espectáculo más accesible y para el que no es necesario usar demasiado las neuronas. Otra pega es la propia técnica con la que está realizada, que resulta espectacular en algunas escenas (ese tupé de Tintin en el que cada maldito pelo se mueve como si fuera totalmente real) y cansina en otras (algunos rostros son demasiado inexpresivos) y es que desde el estreno de las pioneras “Polar Express” o “Beowulf” sigo sin verle la gracia a eso de contratar actores reales, capturarles los gestos de la cara y crear un monigote animado con su –oculta- interpretación. Pero todo eso queda compensado con el sentido de la maravilla de muchas de las escenas de aventura; como ese final motorizado por las calles de un mercado árabe que actualiza y magnifica algo de ese tono inolvidable del mejor Spielberg. Sí, es algo simplista y puede ser olvidada a los pocos días de verse, pero ¿Y lo bien que nos lo hemos pasado?
No se lo paso tan bien el concienciado ciudadano congolés Bienvenu Mbutu Mondondo cuando leyó el segundo tebeo de Tintin, "...En El Congo" porque lleva años de juicio en juicio intentando que lo retiren de la venta. La última sentencia, dictada a primeros de febrero, nuevamente exime a la obra de Hergé de la apocalíptica acusación de incitar a la violencia racial. Sí, en el tebeo hay chistes a costa de los inferiores negritos, y la actitud condescendiente -y humillante- del propio protagonista con ellos es digna de figurar en los anales de la xenofóbia más disparatada pero de a ahi a prohibir una obra que comenzó a ser editada... ¡¡En 1930!! porque la ideología es racista o conservadora... Tiene bemoles. Resulta que hay que retirar un comic dibujado en plena época colonial.
Habría que prohibir muchos otros escritores de aquella década y las precedentes si quisiéramos ser consecuentes. Kipling, London o Howard no se librarían de la guillotina, me temo. Pero teniendo en cuenta que en este caso existe el factor "tebeo infantil", de cuestión ya algo más delicada, yo optaría por la solución más lógica: Editar concretamente este comic con un pequeño texto advirtiendo del contexto histórico de la obra y el caldo de cultivo ideológico que la vio nacer -destacando, además, que el propio Hergé se retractó de sus primeras creencias y sensibilizaría su discurso respecto a las injusticias de las razas discriminadas en posteriores obras-, y así no tendríamos que secuestrar de las hemerotecas a una obra inferior, sí, -Hergé ganaría calidad con los años- pero también histórica y esencial en el desarroyo de un personaje y su entorno social.
La ley le da la razón a Hergé. Sin embargo el señor Mondondo sigue en sus trece y planea recurrir.
Steven Spielberg sale de su retiro cinematográfico en el que lleva inmerso ya unos cuantos años –algo lógico tras la tibia acogida que recibió su cuarto y, esperemos, último Indiana Jones- para cumplir al fin uno de sus sueños más acariciados desde los años ochenta, mientras nos regalaba algunas de las mejores y más recordadas películas de la historia: Llevar a la gran pantalla las historias de su admirado Tintin, el mítico personaje de comic creado por el belga Hergé. Tras asociarse en las tareas de producción con Peter Jackson, sin duda el realizador más famoso y valorado a mediados de 2000 por su trilogía de “El Señor de los Anillos” y hoy en franca decadencia tras dos proyectos cinematográficos fracasados tanto en crítica como en público, el legendario director americano encontró la suficiente confianza y financiación para llevar al personaje al cine. Una tarea complicada por dos razones: la primera, por elegir la técnica de animación en captura de movimiento, con todos los quebraderos de cabeza que conlleva esta forma de hacer cine, y la segunda por la escasa popularidad de Tintin en los Estados Unidos.
En cuestiones de adaptación los “tintinófilos” no encontrarán demasiada queja. A pesar de fundir en una sola tres historias distintas del personaje y hacer importantes modificaciones en los argumentos de las mismas, se puede decir que la versión cinematográfica conserva todos los atributos que hicieron grande al Tintin del tebeo. Tenemos humor para todas las edades, situaciones de peligro propias del “pulp” (no en vano Spielberg aprovecha estos elementos para aportar algo del toque “Indiana Jones”, que parece que le sale solo) y una alegría “naif” propia de las historias clásicas del comic que no dejan respiro ni permiten el aburrimiento en ningún momento. El guión en el que colabora el gran Steven Moffatt –que lleva años haciendo historia en la BBC con sus geniales versiones del “Dr. Who” y de “Sherlock Holmes”- respeta muchos de los elementos de ironía y comedia socarrona que tenían los cuadernos originales, a pesar de que la mezcla de historias acaba pasándole factura a ciertas escenas algo fuera de lugar; como la sorpresiva aparición de la famosa cantante Castafiore, por poner un ejemplo. Un bonito detalle para fans, pero que no viene demasiado a cuento, la verdad.
Es una verdadera pena que todo se haya quedado en esa fiel superficie, porque la historia no va mucho más allá de su planteamiento de diversión intrascendente. Los comics de Hergé casi siempre incluían alguna nota agridulce o ciertos mensajes de cierto calado –incluyendo crítica social- pero que en “Las Aventuras de Tintin” han sido dados de lado en mor del espectáculo más accesible y para el que no es necesario usar demasiado las neuronas. Otra pega es la propia técnica con la que está realizada, que resulta espectacular en algunas escenas (ese tupé de Tintin en el que cada maldito pelo se mueve como si fuera totalmente real) y cansina en otras (algunos rostros son demasiado inexpresivos) y es que desde el estreno de las pioneras “Polar Express” o “Beowulf” sigo sin verle la gracia a eso de contratar actores reales, capturarles los gestos de la cara y crear un monigote animado con su –oculta- interpretación. Pero todo eso queda compensado con el sentido de la maravilla de muchas de las escenas de aventura; como ese final motorizado por las calles de un mercado árabe que actualiza y magnifica algo de ese tono inolvidable del mejor Spielberg. Sí, es algo simplista y puede ser olvidada a los pocos días de verse, pero ¿Y lo bien que nos lo hemos pasado?
No se lo paso tan bien el concienciado ciudadano congolés Bienvenu Mbutu Mondondo cuando leyó el segundo tebeo de Tintin, "...En El Congo" porque lleva años de juicio en juicio intentando que lo retiren de la venta. La última sentencia, dictada a primeros de febrero, nuevamente exime a la obra de Hergé de la apocalíptica acusación de incitar a la violencia racial. Sí, en el tebeo hay chistes a costa de los inferiores negritos, y la actitud condescendiente -y humillante- del propio protagonista con ellos es digna de figurar en los anales de la xenofóbia más disparatada pero de a ahi a prohibir una obra que comenzó a ser editada... ¡¡En 1930!! porque la ideología es racista o conservadora... Tiene bemoles. Resulta que hay que retirar un comic dibujado en plena época colonial.
Habría que prohibir muchos otros escritores de aquella década y las precedentes si quisiéramos ser consecuentes. Kipling, London o Howard no se librarían de la guillotina, me temo. Pero teniendo en cuenta que en este caso existe el factor "tebeo infantil", de cuestión ya algo más delicada, yo optaría por la solución más lógica: Editar concretamente este comic con un pequeño texto advirtiendo del contexto histórico de la obra y el caldo de cultivo ideológico que la vio nacer -destacando, además, que el propio Hergé se retractó de sus primeras creencias y sensibilizaría su discurso respecto a las injusticias de las razas discriminadas en posteriores obras-, y así no tendríamos que secuestrar de las hemerotecas a una obra inferior, sí, -Hergé ganaría calidad con los años- pero también histórica y esencial en el desarroyo de un personaje y su entorno social.
La ley le da la razón a Hergé. Sin embargo el señor Mondondo sigue en sus trece y planea recurrir.
5 comentarios:
Plenamente de acuerdo con su crítica: falta el tono social y agridulce de tantos cómics de Tintin. Sin embargo, a mi la película me divirtió como pocas y se me pasó en un vuelo. Creo de hecho que es de lo más "puramente divertido" que he visto en mucho tiempo.
PD: Que le jodan a Mondondo, que si no nos ponemos en este plan, vamos a tener que prohibirlo todo, cojones, que porculera es la gente con la memoria histórica trasnochada de los cojones.
PD II: A mi no me desagradó tanto Indy 4. Me gustaría que volviera a la saga, pero para cerrarla del todo y redimirse.
Hooooolmes!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Si miramos a todos los autores de tiempos pasados con la lupa de la corrección política se salvarían pocos. En Barcelona hace poco celebraron una exposición dedicada a "El corazón de las tinieblas" de Joseph Conrad revisitada y fue algo penoso. Que ese señor dedique su cruzada a las atrocidades que los belgas cometieron en el Congo en la realidad y no en un cómic. Saludos. Borgo.
No soy muy de Tintin, y dicen que los puristas comenzaron la visión de la película con entusiasmo, entusiasmo que se fue diluyendo hasta transformarse en decepción. Eso de querer retirar ese historia de Tintin ya no tiene sentido, pues habría entonces que llevar a la hoguera tantas cosas, algunas consideradas grandes obras.
Yo si que soy muy, muy fan de Tintín. Y la verda es que veía el anuncio de la película con mucha suspicacia. En plan altivo "¿Como van a captar el espíritu de uno de mis héroes de toda mi vida con unos cuantos muñecajos?". Pues la verdad es que me ha sorprendido muchísimo. Me lo pasé como los Indios viéndola, la disfrute muchísimo y aunque coincido en que algunas escenas estaban un poco forzadas en el guión, yo creo que ha captado muy bien el espíritu del cómic. Me encantaría que hicieran mas.
De lo de la prohibición solo opino que hay que estar muy aburrido para dedicarse a esas imbecilidades. Si empezamos así, aparte de muchos autores de la época, podemos prohibir la Biblia, que tampoco anda corta de comentarios xenófobos hacia muchas razas y tribus. Lo peor es que encima el tío este consigue publicidad. Acabará escribiendo sus memorias. Si no, al tiempo...
Saludos.
Si lo ponemos todo bajo La Lupa nos quedaremos sin nada que leer. Pero he de confesar, como ya hice en otra de sus entradas, con mucho valor, que no me gustó nunca Tin tin. Pero nada de nada. A pesar de lo cual, lo de este señor me parece una tontá.
Y con Sherlok me sigue pasando (el de la serie)a pesar de darle otra oportunidad, no me gusta. Espero que sabrá usted perdonarme.
Y por cierto, si solo somos cuatro gatos los que nos pasamos por aquí, podría usted ponernos algo de merienda de vez en cuando.
Saludos!
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